Era por la tarde, yo tenía clase de alemán a las ocho y tuve que ir corriendo porque llegaba tarde a la academia. Cuando estaba justo en la puerta, un mensaje del profesor me indicaba que se había olvidado avisar de que había clase y no tenía llaves, con lo cual estaba con mi otra compañera en el bar de enfrente de la academia tomando algo mientras daba la lección.
A mi me encantan estas clases improvisadas, y las disfruto a tope porque se aprende mucho mejor mientras te tomas una cerveza, y si llevas unas cuantas de mas el alemán sale de lo más fluido.
La clase fue divertida, puesto que mi compañera es enfermera el profesor hizo un temario especial adecuado a su profesión y aprendí cosas tan interesantes como que "das Blutdruckmessgerät" es el tensiómetro. Esa palabreja si la descomponemos viene de das Blut (sangre), der Druck (presión), messen (medir) y das Gerät (aparato). Y es que hay palabras muy sencillas pero otras... de broma siempre decimos que los alemanes se complican mucho la vida, que para decir algo tan sencillo como puede ser un bolígrafo ellos dicen el aparato en cuyo interior lleva tinta.
Puesto que el partido comenzaba a eso de las nueve, todos íbamos con prisas para poder verlo en casa tranquilamente.
Nos pilló en el bar el himno, y mano en el pecho tarareamos la cancioncilla. Recogimos los libros y nos marchamos.
Entonces cuando iba camino de mi casa me dio por pararme en el Corte Inglés, como me pilla de paso decidí pasar un momento a buscar un libro en inglés. Llevo unos días buscando alguno que me guste pero no encuentro apenas literatura inglesa y no se cómo decidí pasar del partido durante unos 15 minutos y buscar un libro. Cuando me acerqué a la sección de libros no había casi nadie, algo normal puesto que ya había empezado el partido, sin embargo entre las estanterías vi a alguien. Un chico de aspecto alemán, muy rubio, incluso con una barba rubia bien recortada, pero de piel mas bien morena y ojos marrones... me llamó la atención verle, no se el por qué. Yo iba buscando el apartado de libros en otro idioma sin dejar de mirarle, entonces me di cuenta que justo él estaba donde yo iba. Miraba cursos de alemán. Entonces mientras yo me agachaba a coger un libro en inglés él miró mi carpeta, supongo que vio mi libro y se me quedó mirando.
A punto estuve de decirle algo, de aconsejarle que viniese a mi academia a aprender...pero nada. Me callé. Simplemente le observé mientras nuestras miradas se cruzaron sin decir nada. Yo leyendo contraportadas en inglés y él buscando algo en alemán.
Un encuentro casual, cuando no esperaba encontrar a nadie, unos libros por medio, un idioma en común, y sin embargo de nuestras bocas no surgieron palabras.
Me quedé quieta durante unos instantes, pregunté al dependiente por si había alguna novedad en otro idioma y tras hablar con él durante un buen rato, observé que el rubio seguía allí, observando pero sin decir nada.
En sus manos no había rastro de alianzas, pero... esas dudas eternas. Pude haber dicho cualquier cosa, haberme hecho la entendida y recomendarle un libro. Pero me callé. Él también pudo haberme preguntado al ver mi carpeta, pero no lo hizo. Y allí quedó todo. Yo salí y regresé a mi casa, vi el partido, sufrí con los penaltis contra Italia y al acostarme recordé su rostro entre los libros.
Quizás no lo vuelva a ver, o quizás algún día me tropiece con él, pero es cierto que cuando las ocasiones pasan y no las aprovechas, después no sirve de nada lamentarse.
Que tengáis un buen fin de semana, yo estaré de boda y esta vez intentad aprovechad esas oportunidades que se os den, porque pocas veces vuelven.
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