martes, 26 de febrero de 2013

Entre Clases

De todos es bien conocido que a las chicas nos gusta gustar, por el simple hecho de sentirnos bien y sentirnos queridas, nos gusta que estén pendientes de nosotras, que nos mimen, y que nos digan algo bonito. 
Cuando eso no pasa nos tenemos a nosotras mismas, nuestro carácter es tal que hemos de ser fuertes pese a las circunstancias. 
Lo malo de todo acontecimiento nuevo es que llega un punto en que te acostumbras a tener algo, te habitúas a una rutina que te hace levantarte con el pie derecho y acostarte con una sonrisa pese a que a lo largo del día lo sucedido no haya sido demasiado alentador. 
Esas rutinas agradables, tales como recibir un mensaje bonito que te ilumina el rostro o sentir que hay alguien que se desvela por ti en ocasiones, son las que poco a poco te van haciendo mella en tu pequeño corazón. 
Hoy alguien me ha dicho que tengo un escudo, pero es tal su grosor que dificilmente puede accederse a él. 
Soy muy consciente de ello. 
Durante la mañana de hoy iba a quedar con "el actor", una cita aclaratoria tras una trifulca algo extraña, encuentros y desencuentros lógicos dado nuestra forma de ser incompatible. No ha podido ser por unas circunstancias determinadas y finalmente se ha retrasado a la tarde. 
Yo hoy reconozco que llevaba la escopeta cargada como se suele decir. Esta tarde en clase de inglés me iba a encontrar con un compañero nuevo al cual conocía hacía unos 10 años atrás y con el cual no me llevaba especialmente bien. El reencuentro ha sido un tanto extraño, ni dos besos, simplemente un "parece que no ha pasado el tiempo por nosotros" pero que es totalmente erróneo ya que las llagas internas nunca se ven por fuera. Cuando te encuentras en un grupo de personas alguien que no te cae especialmente bien, te asaltan varias dudas, ¿cómo comportarte? ¿qué decir? y es que hay formas de ser que pasen los años que pasen no cambian, y una de ellas es la mia, de la cual estoy muy orgullosa. 
La clase ha pasado sin mas y no ha habido que lamentar ningún herido. A la salida alguien me esperaba en la puerta, alguien a quien ni siquiera sabes muy bien cómo saludar. Porque cuando la última vez que os visteis la despedida fue un beso, ¿qué hacer en citas posteriores? Es una de las dudas que siempre te asaltan. Diréis que si te gusta pues directamente le plantas otro beso y todos tan contentos, pero cuando dentro de ti no sabes muy bien lo que sientes... Las eternas dudas de un corazón roto. 
Parte de mis dudas vienen del fin de semana pasado, por determinados sucesos y malentendidos desaparece esa rutina que te hace sentirte bien, y aparecen sentimientos de relaciones que nunca llegaron a buen puerto y es cuando algo se rompe dentro de mi. Empiezas a pensar que no puedes luchar por algo que sabes que no va a funcionar, y acabas el fin de semana preguntándote qué estás haciendo. 
Hablas con tus amigas que te dan mil y un consejos, cada cual diferente, y acabas tomando el menos adecuado que es el que te dicta tu cabeza. 

Esta tarde hemos tomado un café rápido, yo sólo tenía una hora entre clase y clase, y al verle ahí esperándome con la bicicleta a la salida me ha recordado a aquellos amores de verano del instituto. No sabía cómo reaccionar, pero tenía claro lo que quería decirle. 
He acabado usando las frases típicas de toda mujer, no eres tú soy yo, no estoy segura de esto, creo que me has tratado de forma injusta o no sabes por lo que he pasado... 
Me he odiado profundamente mientras me estaba escuchando esas palabras, pero no tenía otras en mi cabeza. Expones todo aquello que piensas y dices eso de "se lo que quiero y tú eso no me lo puedes dar". ¿Cómo lo sabes si no me conoces aún? Intuiciones femeninas. 
Pero luego mientras tomas un café y ves cómo te mira, las  palabras que usa para contrarrestar las tuyas y las risas que nos provocan hechos tales como darte cuenta que hemos pasado un fin de semana sumergidos en nuestro orgullo, no te queda mas remedio que reírte a carcajada limpia. Y sueltas estupideces varias como "te eché de menos" mirándole a los ojos, y él te suelta que le gustas y que por eso está aquí. Son frases en las cuales no te queda otra que comentar que eres así, sin mas, que en ocasiones hay que luchar por lo que se quiere, y que si no luchas te haces una idea de lo que esa relación puede ser dentro de unos meses. ¡Pero es que esta discusión es la típica de una pareja dentro de 8 meses pero no en dos semanas! Si, pero mi problema es que me muestro tal cual soy desde el minuto cero en que me conoces hasta el final, no hay mas, puede que me esconda tras un escudo, que apenas te deje ver mis sentimientos pero lo que te ofrezco es lo que hay, sin mas. Y de repente un silencio. Esa ausencia prolongada de palabras en la que por tu mente no pasa una sino mil imágenes, pasadas y futuras. No hay un presente ni un ahora. Recurres a tu pasado para saber qué es lo que no quieres tener en tu vida, esas vivencias que te aportaron un aprendizaje son las que ahora vuelven a recorrer tu mente, y vislumbras ese futuro. 

Finalmente te das cuenta que llegas tarde a tu siguiente clase y sales corriendo, le miras a los ojos al despedirte y un beso en la mejilla que dura más de lo habitual. Y no miras atrás, pues tu futuro lo tienes delante y de momento solo sabes que llegas tarde. 
¿Mañana? Mañana quizás suba el pan, la gasolina baje, vea un burro volando y mi corazón de un vuelco y se ponga patas arriba. 
¿Hoy? Hoy solo se que cada vez que quedo con él mi equipo de fútbol pierde y el suyo gana. 
¿Ayer? Simplemente pasó, y las heridas que quedan por cicatrizar necesitan su tiempo. 

Mi consejo de hoy: No deis por supuesto aquello que desconocéis, pues todos tenemos una historia que nos ha hecho ser las personas que somos ahora. Mostrar los sentimientos y expresar lo que se quiere desde el inicio no es malo, es algo necesario. 

domingo, 24 de febrero de 2013

Sentimientos Efímeros

Parece ser que los fines de semana son esos días en los que decides hacer planes y divertirte junto a los amigos, pareja, o en ocasiones días de descanso de mantita y peli en casa.
Tras mi última cita del miércoles decidí probar varios sistemas de contacto humano estos días. Mis amigas están planeando una despedida de soltera para una de ellas, y un par de nosotras por reírnos y pasar un buen rato decidimos intentar conocer chicos que nos acompañaran a la boda de nuestra amiga. La primera tontería que se nos ocurrió decir fue la de contratar un boy y una limusina para parecer que somos mega interesantes a los ojos del resto del mundo.
Otra opción era salir el sábado de fiesta y hacer una especie de selección entre aquellos que nos fueran llamando la atención por la zona. También pensamos en una especie de citas rápidas que se hacen en algunos locales, donde te apuntas y tienes entre 5 y 10 minutos para hablar con los chicos que allí están. Si finalmente alguno te atrae dejas tus datos a los del local y si ambos coincidís os ponen en contacto.
Me llama mucho la atención las nuevas formas de conocer gente y dado que a mi me gustan las locuras y probar cosas nuevas, he decidido investigar más a fondo este tema.
Hace tiempo una amiga me comentó que había conocido unos chicos muy interesantes a través de una página de contactos. Al principio me quedé un poco sorprendida, pero cuando empezó a relatarme sus historias me di cuenta que quizás es otra de las formas más utilizadas para conocer gente.
No es que desconozca estas páginas, ya que casi a diario nos bombardean en televisión con anuncios sobre ello, pero si que es cierto que me parece algo frío describirte sin más en una página que será visitada por vete tú a saber qué tipo de personas.
Tras hablar con mi amiga y ver que la opción boy y limusina no era muy rentable, decidimos echar un ojo y ver el ambiente en la noche del sábado. Había varios grupos de chicos, de toda clase y para todos los gustos. Mirando de refilón te das cuenta de sus intereses, lo que beben, la ropa que usan, el corte de pelo, los tatuajes en sus brazos, si les gusta el fútbol o incluso si agudizas el oído hasta sus temas personales. Con todo ello vas haciendo valoraciones, y de repente ves a alguien que te llama la atención, por lo que sea. ¿Cómo reaccionar? Recuerdo que hace unos años siempre estaba el típico graciosete del grupo que te decía: "¿Quién te gusta, ése? Pues voy a decirle algo." Y el pobre de turno se acercaba sin saber muy bien a qué y se iba de la misma manera que venía. Sin embargo llega una edad en que las personas nos cerramos tanto en nuestro pequeño círculo que llega a ser tremendamente complicado el provocar un encuentro casual con alguien.
Luego también está la opción de conocer gente a través de los amigos de tus amigos, pero es una de las opciones mas raras ya que casi siempre nos conocemos todos.
He de decir, que muchas veces cuando no buscas algo es cuando lo encuentras, pero en otras ocasiones tenemos los ojos tan cerrados que somos incapaces de ver lo que nos rodea.
La multitud de redes sociales existentes también te ofrecen esa posibilidad, unas más que otras claro.
Pues esta misma mañana he decidido indagar más en el tema y me he registrado en una de estas páginas que anuncian por televisión. Voy a ver qué hay...
Al poco de describir un poco mis gustos y aficiones, lo que buscas y no, y sin llegar a poner que es un mero estudio para un post, he visto que tenía de repente 5 visitas a mi perfil en apenas un minuto, y sin poner ninguna foto. Luego unos mails, que no se qué pondrá porque no los puedes abrir si no pagas, y finalmente un chat. Ha sido curioso esto del chat, de repente veo una luz que se enciende, y sin saber muy bien cómo funcionaba le he dado al botoncito y una persona al otro lado ha empezado a hablarme. La primera frase: "Ola, q tal?" Y yo pensando en si responder a alguien que me escribe hola sin h... He decidido seguir el juego y decir: "Ola k ase?" Pues directamente me ha empezado a preguntar sobre qué hacía conectada a esas horas, y al poco, tras escuetas cuatro frases en las cuales lo único que he hecho ha sido preguntarle por qué me escribía estando a casi 400 km de distancia, atrévete me ha dicho. Y claro, yo alucinaba, ¿atreverme a qué?
Lo más curioso ha llegado cuando me ha pedido mi número de teléfono, a lo que yo he contestado muy educadamente que no se lo daba a nadie, y que tenía que ponerme a escribir. Como consejo le he dicho que antes de pedir el teléfono a una chica le preguntara su nombre, mas que nada porque si alguna se lo da, a ver cómo lo guarda. Al poco se ha desconectado y no me ha dicho ni adiós.

Esta misma mañana también, hablando con un amigo me comentaba que él usa sus "técnicas de libro" para conseguir a una chica, técnicas tales como cancelar citas, no contestar a los mensajes, y finalmente cuando quedas con ella ésta se derrite en tus brazos. Me ha resultado gracioso que hable así, y mi respuesta ha sido que esa técnica suya funciona porque todas las chicas tenemos algo llamado ilusión.
Sin embargo estas ilusiones están llenas de corazones y esperanzas rotas, ya que debido a que hoy día las relaciones surgen de forma tan rápida y espontánea, no da tiempo a que cuajen, y antes de que los primeros copos de amor lleguen al suelo ya se han derretido. Y es que una relación es algo que cuidar a diario, desde el primer beso, el primer te quiero, hasta el último aliento.

Reconozco que no me gusta la sociedad en la que vivo, y con mi imaginación trato de cambiar todo aquello que me rodea, sigo adorando escribir cartas de amor a mano y ver la caligrafía de la persona. Cosas que se guardan dentro de ti y te enamoran poco a poco. Porque...¿acaso no es cierto que cuanto mas trabajo te cuesta conseguir algo más lo disfrutas?

Y de repente, algo sucede... justo antes de cerrar la página te habla una persona, te da las buenas tardes y te escribe de una forma tan sumamente correctísima que te hace sonreír. Te dice que no busca nada, y te dan ganas de responder que tú tampoco, simplemente por un momento habéis coincidido en el tiempo. Y os ponéis a hablar, así generalizando, y te suelta un piropo precioso "borde", que te llega al alma, porque siempre, los comienzos difíciles son las historias más bonitas jamás contadas.

Mi consejo de hoy: Aprended a controlar esos sentimientos que surgen de repente, pues tan rápido como empiezan pueden acabar, y mantened aquellos que consideréis dificultosos de lograr, ya que a la larga los beneficios serán mayores.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Segundas Partes

Hay un dicho que dice algo así como "segundas partes nunca fueron buenas", ¿lo conocéis verdad?
Pues yo siempre he pensado lo mismo, pero quizás hoy no ha sido precisamente una segunda parte...
Resulta que esta mañana mi rutina se basó en los cuidados especiales a mi madre, últimamente me siento muy madraza, soy la madre de mi madre. Le doy las pastillas, por las noches los masajes para su espalda dolorida, y cuando la ayudo a acostarse me encanta darle un beso de buenas noches.
Las mañanas pasan muy rápido, se te acumulan tareas, la casa, la compra, el trabajo pendiente... pero hoy no he podido ir a comprar, puesto que tenía trabajo acumulado tras la visita hospitalaria de ayer, y he solucionado la comida rápidamente con un arroz a la cubana bien rico.
Ya por la tarde mi teléfono ha sido una juerga, mi profesor de alemán diciéndome que no había clase, luego que si, luego que no de nuevo... A continuación mi amiga Sonrisas, ¿quedamos para un café y cotillear? Claro, lo estaba deseando. Uf, mejor mañana, una hora después... bueno, igual podemos quedar un rato...
Mi tarde ha sido como deshojar una margarita pero en lugar de pétalos de si o no, eran mensajes. Y entonces he quedado con Sonrisas a tomar un té de frutas. Ya os hablé de ella en algún que otro post, pero es quedar las dos solas y yo creo que no solo los del bar donde estamos, sino las personas que en ese momento van por la calle oyen nuestras risotadas. Es genial hablar con alguien para quien las locuras son meros acontecimientos cotidianos y sentirte libre diciendo estupideces que en el fondo son grandes verdades.
Hemos hablado largo y tendido de nuestras cosas, y entre ellas ha salido el tema de mi cita con el actor. No te cierres, olvida el pasado y disfruta, me decía.
Entonces suceden esos momentos que se dicen son casualidades, y puesto que no tenía hoy alemán he pensado que bien podría quedar un rato con él para vernos. Y así lo hemos hecho. He llegado la primera al lugar acordado, me he puesto a dar vueltas por la plaza, a seguir con la mirada a los chicos que salían a correr y a observar a los policías que estaban en la comisaría. Durante unos minutos, miraba la luna, aparecía medio oculta entre las nubes, escuchaba los sonidos del agua caer en la fuente, y observaba la gente que cruzaba por allí. En un momento dado me he subido a hacer peripecias sobre un altillo situado en mitad de la plaza, y cuando me he dado la vuelta le he visto observándome. Lo primero que he pensado ha sido, madre mia, yo haciendo el tonto y él mirándome...
Nos hemos acercado y nos hemos saludado, te estaba observando me dice...
Hemos decidido ir a dar un paseo. He de confesaros que la zona por donde hemos estado es una de las más bonitas de donde vivo, pasear al lado del río viendo la luna reflejada en el agua me parece tan romántico que hasta saca mi vena tierna. Él ha empezado a contarme su vida, presente, pasada y futura. Yo me he limitado a escuchar, a comentar, a abrir los ojos como platos cuando algo me sorprendía, y a darle pequeños golpecitos en el brazo cuando se metía conmigo. Me he sentido terriblemente cómoda a su lado. No he pensado en nada mas, solo en ese paseo y en lo que me contaba. En el fondo de mi mente aún permanecían esos sentimientos encontrados del Ying y el Yang, pero he tratado de apartarlos.
Le he propuesto proseguir el paseo por una de mis zonas favoritas, el puente romano.


Mira que está muy oscuro y me salen colmillos me ha dicho... No tengo miedo. Y así convenciéndome a mi misma nos hemos adentrado. En el principio del puente un grafiti nos daba la bienvenida, no recuerdo muy bien las palabras pero decía algo así como "no conozco la derrota si tú estás a mi lado". Al leerlo hemos sonreído y hemos proseguido con el paseo. Esos silencios que en ocasiones resultan incómodos me parecían hasta increíbles, pequeños momentos que me permitían ir analizando lo que mis tripas comentaban.
A la cabeza dejé de hacerle caso hace mucho tiempo ya, y aunque a veces se planta y me agobia con sus pensamientos, trato de guiarme por lo que noto cuando mi corazón palpita.
Y así durante un buen rato hemos seguido hablando, de todo un poco. Os confieso que hay muchas cosas que me han sorprendido, anoche le aseguraba que noche y día nunca pueden juntarse, es algo imposible, y sin embargo esta noche mientras paseábamos he llegado a pensar que si hay un momento en que noche y día se juntan, cuando sucede un eclipse de sol. En ese pequeño instante, ambos se funden, noche y día y entonces todo surge.
Mientras él hacía la foto que os he puesto, yo apoyaba mi cabeza en su hombro, si, reconozco que le hubiera besado, sobre todo cuando se ha girado y me enseñaba la foto. Pero no lo he hecho, me he quedado quieta sin actuar. Y pienso que a él le ha sucedido lo mismo. Ha sido uno de estos pequeños momentos mágicos que te gusta atesorar.
Y hemos seguido andando. Ha decidido caminar cerca de las murallas, y así nos hemos adentrado por la zona vieja. Apenas éramos conscientes de lo que hablábamos, pero una sensación extraña me inundaba por dentro. Y entonces, justo en ese precioso lugar que tan bonitos recuerdos me evoca siempre, noche y día se han juntado. La luna había desaparecido puesto que las nubes la ocultaban, pero al cerrar los ojos y sentir sus labios una sensación extraña me ha inundado. Ese beso, ese beso que creía que no podría volver a dar. Y me he sentido bien, y reconozco que tras ese beso cuando su mano se ha acercado a mi cintura para abrazarme me ha vuelto loca. Esa caricia en la mejilla mientras caminábamos, y su cara que me lo decía todo. De hecho me lo ha comentado camino a mi casa, sonriendo me decía "debo tener una cara de tonto..." Y yo me imaginaba la mía propia. Durante el camino ya conocido las dudas ya no eran las primeras, ya no me preguntaba cómo me iba a despedir de él, ahora mis dudas serían si quizás esto se volvería a repetir.
Y en ese trayecto de dudas, un coche se ha acercado haciendo que nos apartemos para dejarle paso, y nuestras miradas han vuelto a encontrarse, y sus labios se han fundido con los míos. Él decía que le temblaban las piernas, y yo me reía. Podemos quedar el viernes si tú quieres, ya que el fin de semana tengo rodaje, pero me gustaría volver a quedar contigo. Lo vamos viendo, respondo... y esta vez, no sale huyendo como la primera, decide esperarse a que entre a casa, dejarme sana y salva en mi destino. Porque ante todo es un caballero, y quizás mi guardaespaldas preferido.
Una noche un tanto extraña, llena de recuerdos enmarañados y sorpresas esperadas. Un paso mas en mi vida, un paso mas que dar tras una experiencia nefasta.
Si, noche y día, sol y luna fundidos por un instante... que se asoman al precipicio sin saber cómo, cuándo ni dónde.

Mi consejo de hoy: No hay noche sin luna, ni día sin sol, pero si tenéis la oportunidad de disfrutar de un eclipse, no dudéis... quizás os sorprenda.

martes, 19 de febrero de 2013

Sanidad Pública

En toda rutina siempre hay un día de hospital. Solemos ir de cuando en cuando al médico de familia a contarle nuestras penas, que nos extiendan la factura (también denominada receta) o a que nos manden un chequeo para ver cómo estamos.
Pero hoy no era uno de esos días, sino día de ir al edificio grande donde hay un montón de consultas y personal sanitario.
Mi madre lleva varios días aquejada de dolores lumbares, pero esta mañana me he despertado asustada al verla bastante mal. Rápidamente a vestirse, coger el coche y al hospital, teníamos cita con el médico de familia pero debido a esos dolores y que debían hacerle radiografías, he pensado que me ahorraba un viaje y le provocaba menos dolor a mi madre si la llevaba al hospital directamente.
Nada más aparcar el coche una persona ha venido con una silla de ruedas a recibirnos, he dejado los datos en recepción y nos han pasado a triaje. Han tomado nota de sus quejas y amablemente nos han invitado a esperar fuera hasta que nos llamasen. Durante la espera y a pesar de que no había demasiada gente a esas horas de un martes, las conversaciones que se oyen siempre giran en torno a lo mismo, dolores, operaciones y un sin fin de charlas que te animan enormemente. He tenido un momento en que he llegado a pensar que si me ponía en medio de la sala y cantaba el pollito pío igual la gente cambiaba sus temas.
Al poco nos han llamado, pasen a consulta 1 se oía por el megáfono. Y yo pilotando la silla de ruedas con mi madre en ella he intentado atravesar las puertas abriéndolas y cerrándolas yo misma.
Nos ha recibido un médico bastante serio con un bigote parecido al de Hitler. Ha hecho las preguntas de rigor y me ha ayudado a subir a mi madre a la cama, cuyo mando no funcionaba y no podían bajarla más. La exploración ha sido rutinaria, lo típico que te retuercen por todos sitios y justo donde más te duele es dónde más aprietan. Se ha sentado delante de su ordenador, y con dos dedos ha ido tecleando lo que suponía que podía ser. Le voy a hacer unas radiografías de la zona, a ver si confirmamos lo que me parece que es. Ahora la subirá el celador y Ud espere fuera.
Me he quedado con las pertenencias de mi madre y la he dejado en manos de un chaval vestido de verde y bastante guapo. Estaba yo en la sala de espera intentando pasar el rato cuando he visto que la traían de nuevo en la silla. Tocaba esperar de nuevo hasta que nos llevasen a consulta. Durante esa espera, una enfermera ha venido a levantar a mi madre de la silla de ruedas, porque parece ser que sólo quedaba una libre y la necesitaban por si acaso. ¿Perdón? ¿No ve que no se puede mover? Finalmente la ha dejado en la silla al ver que era cierto lo que yo le estaba contando. Una silla que por cierto estaba rota, pero bueno.
Tras unos minutos de nuevo el celador guapo ha venido a por nosotras para subirnos a consulta, y de nuevo a esperar otro ratito, esta vez mucho más corto. Cuando nos han llamado, he abierto la puerta y he intentado atravesarla con la silla de ruedas mientras apartaba la camilla, una silla giratoria con una maceta encima, la máquina de ecografías y las dos butacas que había delante de su mesa. Una enfermera y una doctora esperaban atentamente a que terminase mis maniobras para charlar con mi madre. Túmbese en la camilla por favor, ha ordenado la doctora. Y seguidamente su hija, osea yo misma, la ha levantado de la silla de ruedas haciendo acopio de todas sus fuerzas mientras ambas se dedicaban a observarnos. La he subido a la camilla y cuando no podía mas, la doctora se ha dignado a levantarse de su mesa para colocar la sabanita arrugada a los pies de la camilla donde estaba mi madre. ¿Qué le ocurre? Y de nuevo vuelta a relatar lo que ya tenía en el ordenador escrito y otra vez a explorar y toquetear por todas partes. Mientras tanto yo observaba su consulta, tenía una planta cuyas hojas atravesaban todos los posters de paisajes que estaban pegados a la pared. Al lado de su ordenador dibujos de niños, posiblemente pacientes o sus propios hijos y al fondo un montón de historias acumuladas, papeles y útiles varios de su especialidad.
Muévase hacia el lado izquierdo, oigo decir. Disculpe, mi madre no puede moverse, han de ayudarla, respondo. Pero no, ella no tiene por qué moverla, claro, es doctora, no es su trabajo. No se preocupe que ya me hago daño yo por Ud doctora, dice la voz en off de mi conciencia.
Pues esto es un lumbago parece... y se vuelve a sentar delante de su ordenador a teclear. De hecho no se por qué ha venido al hospital por esto, su médico de cabecera podría haberle diagnosticado. ¿Perdón? He vuelto a repetir incrédula.
Le voy a mandar unas inyecciones, parches, unas pastillas para el dolor, un relajante muscular... de lo cual sólo le doy receta de las pastillas porque el resto no entran, va a la farmacia y lo compra. Por lo demás, reposo, no haga esfuerzos y vaya a su médico, si en dos meses ve que no ha remitido el dolor vuelve, pero no por urgencias, que sea su médico quien le haga un volante para verla.
- Perdone, se me ocurre interrumpir, ¿las inyecciones se las puedo poner yo?
- ¿Es Ud enfermera?
- No pero yo se....
- Vamos a ver, es como si voy a pedirle que me saque una muela un banquero señorita... es intramuscular, y dudo que si no es enfermera sepa Ud hacerlo correctamente.
- Disculpe doctora, vuelvo a interrumpir ya con cara de pocos amigos, y de todas las pastillas que le está mandando...como le ha dicho mi madre, tiene tensión alta, ¿le pueden provocar alguna subida?
- Pues no creo, vamos, no lo se. Que se las tome y ya está si quiere mejorar.
Y en ese momento la enfermera que estaba allí sin mediar palabra, ha cogido una lista de números de teléfono y ha marcado uno de ellos. Al descolgar parece ser que el interlocutor al otro lado le ha contestado algo así como "Yo no tengo ni idea de lo que me hablas, yo soy el médico". Y al colgar le dice a la doctora: "lo que hay que oír, no se quién será, pero menudo estúpido, diciéndome que no sabía nada, que él era EL MÉDICO, como dándose importancia, hay qué ver que formas tiene la gente..." A lo que la doctora le ha contestado que tenía toda la razón, y a lo que yo he pensado: "le dijo la sartén al cazo".
Muy harta del espectáculo he cogido a mi madre de nuevo y he logrado salir de allí, el primer doctor muy atento, al vernos salir me ha pedido el informe y al leerlo me ha dicho que no estaba de acuerdo con el diagnóstico, pero me lo firmaba y que esperaba que se pusiera bien.
He cogido el coche y de nuevo vuelta al centro de salud, a consultar la medicación con el médico de familia. Me ha comentado que tenía que comprar las inyecciones y volver a que la enfermera le pusiera la primera. Entonces como he visto que ésta había salido, supuestamente a tomarse un café en su descanso, he ido a la farmacia, y quince minutos después estaba de vuelta. La enfermera, a la cual me había cruzado justo cuando iba a por las inyecciones regresando al hospital hablando por el móvil, seguía sin estar en su consulta. He preguntado pero nadie la había visto, he salido al pasillo y ahí tranquilamente la he visto pasearse de un lado a otro mientras hablaba. Con mala cara la he mirado y ella ha continuado su paso hacia la consulta al ver mi cabreo, eso si, sin parar de hablar, porque era de vital importancia comentar con quien estuviera hablando el tema de una tarta de chocolate que iban a comprar para la fiesta de cumpleaños de alguien.
Al ver la cara que tenía mi madre, le dice: Uy, qué le pasa... no tiene buena cara... ¿qué tengo que hacerle?
Con mucha paciencia, le he dado las inyecciones y he cogido a mi madre de la mano mientras le ponía una de ellas.
- Vuelva de nuevo mañana a estas horas y le pongo la siguiente, nos dice la enfermera.
- Perdone, le digo, me han dicho en el hospital que si mi madre está mal puede ir a casa a ponerle la inyección. ¿Puede hacerlo verdad?
- Es que su madre puede andar, eso sólo lo hacemos para los que están encamados.
- Verá, la he traído en coche, vengo del hospital, mi padre está trabajando y en fin... no le voy a explicar mi vida porque se que le da igual.
- La trae en coche, igual como hoy y le pongo la inyección y se la lleva, responde con tono hiriente.

Y así, sujetando a mi madre del brazo, hemos llegado hasta el coche, he abierto la puerta y la he subido sin apenas poder. He regresado a casa, la he dejado sentada, he ido a hacer la compra al súper y me he puesto a cocinar mientras le preparaba los medicamentos y leía las indicaciones a seguir.
Esta tarde mi madre me confesaba que mientras le hacían las radiografías, había cuatro enfermeras diciéndole como debía ponerse pero ninguna le ayudaba, y durante ese tiempo ellas aprovechaban para comentar temas tan variopintos como sus maridos, suegras respectivas o las goteras de la vecina del cuarto.

Sinceramente, y esperando que esto no siente mal a nadie, me parece muy bien la marea blanca, que defiendan sus derechos porque supuestamente son los de todos, pero ¿a mi quién me defiende de ellos?
Estoy muy disgustada si, también se que no todos son iguales, pero conozco por desgracia lo que son los hospitales y conozco a demasiada gente relacionada con este mundo, y sin meter a todos en el mismo saco, me parece estupendo que se defiendan sobre la privatización de la sanidad y todo lo que quieran decir, pero cuando en un trabajo como el suyo veo lo que por desgracia he tenido que sufrir hoy, sólo me queda deciros  que a pesar de todo lo que pago por tener una Seguridad Social digna, preferiría pagar un seguro privado para que al menos cuando tenga un problema, me traten como a una persona y no como un saco de patatas.

Mi consejo de hoy: no carguéis pesos, tomad frutas y verduras, una alimentación sana y equilibrada... y evitaréis males mayores.

lunes, 18 de febrero de 2013

Alegato de Mujer

Si, soy mujer.
Me gusta moverme y funcionar según lo que mi corazón me dicta, soy imprevisible, con un toque de locura, simpatía y atrevimiento. Tengo un carácter muy marcado asi como un pelo rizado difícil de dominar.
No me gusta perder el tiempo, ni tampoco salir con personas que no me aporten algo importante en mi vida, soy selectiva, cada día mas.
Hay determinados días del mes en que me siento cabizbaja y las hormonas me dan la lata, y aunque en esos instantes quiera ponerme a llorar por casi cualquier cosa mantengo el tipo.
Me gusta conocer gente nueva, ver que la vida se compone de muchos colores, imaginarme historias a cada paso que doy y luchar por mis metas.
Adoro reír y a la gente que me hace pasar buenos momentos.
Me levanto por la mañana mirándome al espejo y diciéndome que soy estupenda por dentro y por fuera, que si tuve algún problema con alguien no es por mi, es porque ese alguien no tuvo la suficiente capacidad de permanecer en mi vida.
Cuando alguien nuevo quiere conocerme ya aviso de antemano, tengo un carácter muy especial... mis amigos pueden dar fe de ello.
Soy leal y ante cualquier problema estoy las 24 horas del día, si me necesitas a tu lado estaré. Así mismo si tú me fallas te daré otra oportunidad puesto que yo también puedo fallar, pero pocas veces se da una tercera a quien no la quiere y te la juega una y otra vez.
La sinceridad es algo fundamental, aunque no soy la más sincera del mundo. Yo también oculto cosas, pero si sabes escoger a la gente siempre hay alguien que lo sabe todo de ti y permanece a tu lado.
Soy muy de primeras impresiones, si no me caes bien desde el momento cero, posiblemente mi opinión no cambie mucho más adelante.
No me gusta esperar, mi filosofía de vida es "acción-reacción" o lo que viene siendo un "tiki-taka" en lenguaje futbolístico, que por cierto también me gusta, y si, como he dicho soy mujer.
De hecho a todos los animales que he tenido en casa les he puesto nombres futboleros, salvo un pájaro que lo llamé Pavarotti, pero tuve un perro llamado Reiziger al cual acabaron llamando Richi dada la difícil pronunciación.
El sentirme llena de vida me hace ser muy feliz. Y aunque os parezca mentira también he llorado, y mucho. Nunca lloro por aquello que tiene solución, es por eso que últimamente ya no derramo lágrimas. Porque si coges un trocito de papel y haces un agujero, la vida se ve mas sencilla a través de ese pequeño circulito.
Me gusta sentirme querida y valorada, adoro 100% los detalles inesperados que te trae la vida y las personas que a tu lado se mueven.
Reconozco que soy celosa cuando siento que quiero algo demasiado, y sin embargo comparto lo que tengo con todo aquel que sabe apreciarlo. Mis amigos son los tuyos y mis cosas también lo son.
Soy una escuchadora nata, es algo que me fascina, que las personas se me acerquen y me cuenten sus problemas o me pidan consejo, pero también es cierto que todo escuchador necesita ser escuchado. Por eso mismo escribir me relaja. Si algún día contase la de cartas, mails, postales, y tarjetas que he escrito...
No arrepentirse de algo que uno hace es fundamental para ser feliz, todo son experiencias y aprendes a ver la vida con lentillas de diverso color.
He aprendido que en ocasiones tienes que dejar la lucha por las personas y dedicarte a luchar por ti misma, que cada sentimiento que tienes te hace ser la persona que eres, soñar, llorar, reír, crecer...en definitiva vivir.
De pequeñas todas soñamos con ser princesas y tan solo unas pocas lo consiguen, si eres periodista tienes mas posibilidades. Aunque es cierto que todas y cada una tenemos una corona que nos la quitamos al irnos a la cama y nos la volvemos a poner cada mañana cuando nos miramos al espejo.
Digan lo que digan eres como eres, no hay mas, podemos cambiar de peinado, de ropa y hasta de pareja, pero sigues siendo tú misma.
Esta noche mientras venía de clase de alemán iba caminando por la calle y me he cruzado con dos personas que me han llamado la atención. Una era un chico rubio de ojos claros con traje bastante guapo, nos hemos cruzado en un paso de cebra y precisamente él ha parado en el semáforo donde suelo parar yo, pero hoy como llegaba tarde he cogido otro atajo. Le he mirado mientras nos hemos cruzado y al pensar en mi cambio de destino he sonreído. Al seguir andando hacia la academia me he vuelto a cruzar con dos tipos, uno de ellos de gafas, perilla y con una bonita boina moderna. Su compañero iba hablando pero cuando le he mirado sus ojos se han cruzado con los míos, no me ha dado tiempo a intentar averiguar sus pensamientos pero he sonreído y al doblar la esquina y ver que había parado y estaba mirando hacia donde yo me iba, me he sentido genial.
Si, me gusta desafiar con la mirada, y sentir que nadie podrá conmigo, ¿sabéis por qué?
Porque soy mujer.



Mi consejo de hoy: Que nadie os diga cómo debéis ser, todos tenemos una personalidad marcada que debemos fomentar, no esperéis nada ni a nadie, id a por todo lo que queráis sin mirar atrás. He dicho.



sábado, 16 de febrero de 2013

Primeras Citas

¿Alguien recuerda cómo eran esas primeras citas hace unos años? Nuestras madres y abuelas nos hablan sobre ello algunas veces y nos suena tan lejano...
Sin embargo, por muy desarrolladas que estén las nuevas tecnologías, hay detalles que nunca se han de perder.
Hoy he tenido una primera cita. Ya de por si, denominarla con ese nombre me resulta hasta romántico.
Cuando las costumbres van cambiando, te vas planteando la opción de que esas primeras citas especiales han pasado a la historia, pero en días como hoy me alegro de que no haya sido asi.
Os resumiré el argumento de la película:
"Chica conoce a chico en un rodaje, chico hace comentario divertido hacia ella sin percatarse de quién es realmente. La chica y sus nuevas amigas comienzan a cuchichear sobre el chico. Chica sigue al chico en una red social. Chico le comenta a chica que vaya a verle a una obra de teatro. La chica decide ir y se lo pasa estupendamente. Chico y chica siguen hablando a diario hasta que deciden conocerse. Chico invita a chica de nuevo al teatro..."
Pues esta noche camino del teatro no iba pensando en nada, de hecho me limitaba a responder mensajes a mis amigas que eran mas curiosas que yo incluso. El encuentro iba a ser raro, yo le conocía a él pero él no me recordaba a mi, no me ponía cara. No sabía qué impresión podría causarle y por tanto no he querido dejar de ser yo misma en todo momento. Ropa informal, sin maquillaje, pelo suelto y demasiado alborotado y una pizca de nervios.
Al llegar lo primero ha sido hacerle un gestito ladeando la cabeza al verle esperándome al fondo de la calle. Su reacción inmediata, mirar atrás. Me he quedado un poco extrañada pero no sabía qué decir. Al llegar a su lado nos hemos saludado y simplemente: "esta soy yo, ¿me recordabas?"
Esos primeros comentarios que se guardan, esas primeras frases, meteduras de pata, gestos... todo.
Lo primero que me ha dicho: "creía que eras más bajita..."
Ha sido extraño, pero me he sentido realmente cómoda, incluso en escasos silencios entre nosotros. Por un momento he temido que estuviera asustado, no le veía mirarme a los ojos mientras íbamos andando, de hecho incluso le he comentado que si prefería mirar al grupo de tíos que iban por su izquierda en lugar de admirar al bellezón que llevaba a su lado...
Quien me conoce sabe que me encantan las bromas, las risas, pasarlo bien y decir todo aquello que se me pase por la cabeza sin pensarlo le pese a quien le pese. Quien me conoce también sabe que marco distancias, que parezco una persona inaccesible, cosa que me han dicho bastante, y me duele porque no es lo que pretendo. Pero todos hemos de asumir un rol determinado, y a mi me ha tocado ser la chica difícil.
Hemos ido a tomar algo antes del teatro, momento que me ha parecido muy divertido pues he ido a cuchillo con él. Creo que en contadas ocasiones hasta hubiera pensado que tenía ganas de matarme. Pero se ha limitado a tirarme un trocito de servilleta como arma.
Del teatro lo mejor ha sido darme cuenta de esos detalles que tanto me gusta admirar. La obra sinceramente no ha calado en mi, dos personajes emigrantes que vivían en un sótano, un poco dura para digerir. Con momentos divertidos pero que no satisfacían de lleno mi espíritu cultural. Sin embargo esos momentos que te hacen reírte como cuando todo está en silencio y comienzan a sonar las tripas de tu compañero de al lado. Las primeras han sido las de la chica de mi izquierda, para disimular ha tosido un poco. Al rato las de mi acompañante. Yo no iba a decir nada hasta que él mismo se ha sentido incómodo y no sabia cómo ponerse en la butaca. Esos gestos que lo ves y empiezas a reírte sin poder evitarlo. Finalmente han sonado las mías, pero como no he hecho ningún gesto para intentar disimularlo pues ni me he preocupado en si alguien mas lo había oído. Y es que no sirve de nada querer evitar algo que es totalmente natural y no incomoda a nadie. Era la hora de cenar y estábamos allí, normal que se quejaran ¿no?
Me ha gustado mucho que algunas personas saludaran a mi acompañante y le felicitasen sobre su obra de teatro. Ha sido como sentirme orgullosa, y como yo también lo vi puedo asegurar que tienen razón.
Tras el teatro ha venido el momento dudas. ¿Qué hacemos? No le he visto demasiado decidido, pero entre los dos hemos llegado a un acuerdo y nos hemos ido a tomar un vino.
El ambiente era agradable, nos hemos sentado en una mesa, copa de vino, rosado para mi y tinto para él, pizza y patatas como aperitivo. Las primeras frases de la conversación: somos como la noche y el día. Y es cierto, no tenemos nada que ver. Agua y aceite. Blanco y negro.
Sin embargo y a pesar de que tienes algunas cosas muy claras, nunca descartas conocer a alguien nuevo. Y me ha parecido muy interesante. Me gustaba su mirada mientras me hablaba, me transmitía calma y sus ojos vivarachos mientras reía o cuando cerraba los ojos porque ponían una canción que le gustaba...
Las canciones de esas primeras citas... he decidido que ya tenemos canción. Ha sido una que al sonar nos ha gustado tanto que la hemos cantado juntos mientras el resto del bar nos miraba.


Y llega el momento de poner el corazón en la mesa y confesar esas primeras impresiones que tanto miedo dan. Me ha gustado mucho ver que apenas se atrevía a decirme lo que sentía, aunque dentro de mi sabía lo que sus ojos me mostraban. Y creo que ambos hemos coincidido en que somos totalmente opuestos, yo nunca me hubiera fijado en él antes, asi como él tampoco en mi. Estas primeras citas muestran algo totalmente mágico, y son esas impresiones, ese abrir el corazón y decir lo primero que se te pase por la cabeza sin miedo a que el otro te juzgue. Si sale mal no pasa nada y si sale bien ganas un amigo nuevo.
Hasta nos han hecho una foto juntos, que a saber dónde saldrá. Nuestra primera foto...
Esas primeras veces que tienes que volver a recordar tu pasado para poner a la persona que está contigo en situación, esas veces de quedarte callada absorbiendo la máxima información posible y sin perder detalle de todo lo que te dice. Y por tu cabeza pasan miles de imágenes, dudas y sentimientos encontrados.
Al salir del bar, queda el trayecto de ir hacia casa y que decida acompañarte. Ir hablando sobre temas banales mientras piensas cómo será esa despedida final y lo que el otro piensa. ¿Quedaremos otro día? ¿Qué haces mañana? ¿Querrá darme un beso de despedida? Esas dudas...
Y al llegar al portal de tu casa te paras y en escasos minutos decides el rumbo que esa pequeña conversación de despedida va a tomar. Él decide volver a quedar, para un café entre semana, o ya lo vamos hablando. Entonces le digo: "bueno, dame un beso". Y él gira la cara y nos volvemos a saludar pero esta vez para despedirnos. Y yo como siempre y en cada frase final tengo que poner la nota de color le digo: "te había pedido un beso pero me has dado dos, está bien", y él decide volver y ponerme la mejilla para que me acerque a darle un pequeño beso, y en ese instante en que cierras los ojos y parpadeas él gira la cabeza y te besa fugazmente los labios.
Y a pesar de que somos personas con unos años a nuestras espaldas y unas cuantas relaciones malogradas, él sale corriendo como un niño pequeño pensando en que ha hecho algo mal sin preguntarme si me ha molestado. No, no me ha molestado. Me ha resultado gracioso. Si, somos la noche y el día, pero eso no quiere decir que no tenga sentimientos o no me guste la forma de ser de una persona.
Y entonces subo a casa y vuelvo la mirada y le veo alejarse con sus pensamientos, sin saber muy bien cuáles son en ese momento, hasta que al rato recibo un mensaje diciéndome que me regalaba ese último beso y yo lógicamente poniendo la puntilla: pues si no hubieras huido igual hasta lo hubieras disfrutado más, quien sabe.
Y me llama diciéndome que no le diga esas cosas, que es imposible que esto pase.
Tras llegar a su casa se despide de mi con un mensaje, buenas noches.... Y yo me quedo en el sofá pensando en todo lo que ha sucedido y que por una vez desde hace mucho tiempo he olvidado historias que me hacían sentirme triste y he vuelto a sonreír. Me doy cuenta que en el bolso guardo una tarjeta roja. Le he pedido un autógrafo, para cuando sea famoso. Él ha sonreído diciéndome que era el primero que le pedían. He leído su dedicatoria, y me ha gustado su firma, la cual ha estampado también en la entrada del teatro, dándome una a mi y él quedándose con la otra y pidiéndome mi firma. Un detalle que me ha gustado mucho ya que yo siempre lo he hecho. Coleccionar momentos.
No se si le gustará leer todo esto que por aquí os cuento, de hecho lleva durmiendo unas tres horas mientras yo estoy insomne pensando en lo acontecido, pero quería contároslo.

Mi consejo de hoy: Aprovechad esos primeros momentos de la vida, esos instantes que se van y no se sabe si volverán, porque esas primeras imágenes son las bases de felicidades que se guardan en el recuerdo.

jueves, 14 de febrero de 2013

14 de febrero de 2013

¿Sabéis qué es lo más bonito de San Valentín? Sentirse querida por otra persona.

Veréis, a lo largo del día de hoy he ido analizando varios sucesos. Me he despertado con una sonrisa enorme gracias a un mensaje que alguien me había dedicado. Si, quizás parece una tontería, recibes un mensaje de una persona a la cual apenas conoces y se te alegra el alma.
He mantenido esa sonrisa a lo largo de casi todo el día, he ido al banco y el comercial que me atendía llevaba una corbata rosa fucsia, muy propicia para hoy. De repente mientras estaba esperando que me atendiese he cerrado los ojos por un momento y una canción ha empezado a sonar, "Somewhere over the rainbow" y me he imaginado bailándola en mitad de la oficina abrazada al comercial de corbata fucsia. Entonces el teléfono de la oficina que tenía sobre su mesa ha sonado y he abierto los ojos.
Al salir a la calle, todo me parecía diferente, el sol brillaba mucho, junto al árbol de la plaza había un montón de florecillas de colores que sonreían y se miraban unas a otras, en el escaparate de la pastelería había un montón de corazones de crema cubiertos de fresa donde ponía "Te Quiero". Y justo cuando he cruzado, una chica salía con una bandeja llena de corazones sonriendo mientras hablaba con una amiga.
Me he imaginado la historia, las he visualizado planeando algún detalle romántico con sus parejas y he sonreído dentro de mi.
Yo iba camino del zapatero, ayer dejé unas botas para que le pusieran unas tapillas y he ido a recogerlas. Tras tenerlas en mi mano he regresado por el mismo camino pero por la otra acera, y de nuevo han venido a mi mente detalles distintos, comercios llenos de corazones rojos, joyerías con alfombras en su entrada y personas cogidas de la mano compartiendo secretos.
He pasado a comprar el pan al supermercado camino de casa y no he podido evitar dar una vuelta. El pescadero parecía más simpático que de costumbre, la frutera estaba un poco renegada porque no le habían concedido el fin de semana libre, y la panadera era la más alegre de todos sacando las barras de pan del horno y ofreciendo rosquillas de chocolate para todo el mundo.
Y tras coger el pan he decidido comprarle unas pocas fresas a la frutera mientras charlaba con ella intentando hacer que se riese, he pasado donde estaba una chica reponiendo los yogures y he cogido un bote de nata mientras le decía que tuviera un buen día y finalmente he ido a la pescadería y le he dicho al joven simpático que me pusiera unos pocos langostinos.
Si, ya tenía mi cena de San Valentin.
Y así tan feliz, con mi compra realizada he vuelto a casa, lo he dejado todo en el frigorífico y me he puesto con las tareas. Hoy tenía que estudiar puesto que por la tarde tenía el examen de alemán, pero la verdad es que no me apetecía demasiado. He hablado un rato con mis amigas, hemos comentado cómo iba el día y las sorpresas. Ya por la tarde he ido a clase, no las tenía todas conmigo ya que no había estudiado demasiado, y efectivamente me ha salido bastante regular.
Ya era tarde cuando he terminado, mi profesor me ha dicho que si me apetecía ir a tomar algo y hemos ido a tomar un vinito mientras hablábamos sobre temas laborales, y de todo un poco.
Al llegar a casa me he sentido extraña, me he puesto la cena, he preparado una ensalada, mis langostinos con mayonesa y mi platito de fresas con nata recubiertas de ralladura de chocolate.



Todo era casi perfecto, ahí estaba yo cenando y disfrutando de esos pequeños placeres. Pero estaba echando algo de menos. Se acababa San Valentín y salvo ese mensajito de la mañana y algún que otro de mis amigas no había tenido ninguna noticia grandiosa. Mi cartero no me había traído nada especial, de hecho en el buzón sólo había un par de cartas del banco. Y nada había sucedido.
Me deberé acostumbrar a esto, he pensado. Y sinceramente me he sentido algo triste. Entonces el teléfono ha comenzado a vibrar, esos mensajitos instantáneos que por un momento te ilusionan.
Quizás los echaba de menos, es curioso echar de menos algo a lo que te acostumbras durante unos escasos días, y entonces te percatas de que lo que realmente te apetece es sentirte querida, ya sean amigos, familia, o incluso personas que no te conocen. Hay un deseo de sentir que perteneces a esta sociedad, de que alguien depende de ti de alguna forma, que cuando no lo tienes es muy complicado seguir.
A nadie le amarga un dulce, y está claro que a todos nos gusta sentir que gustamos a otra persona, notar que hay alguien que se interesa por ti y tú hacerte la interesante.
Pero finalmente te das cuenta que ese continuo sentir que te trastoca en ocasiones tus sentidos puede llegar a ser de verdad, y un mundo nuevo se abre ante tus ojos sin apenas darte cuenta...

Mi consejo de hoy: Cuando un nuevo sentimiento haga "toc toc" en las puertecitas de tu corazón, déjale entrar, sobre todo si es San Valentín.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Pre-Valentín

A estas alturas del año empiezo a ponerme nerviosa, me encanta hacer planes y mirar cosas bonitas por estas fechas. Para mi San Valentín no es un día normal, ese día algo mágico se siente. 
He estado haciendo una pequeña encuesta y la mayoría me dice que este día es muy comercial, que lo crearon los grandes almacenes para consumir y que el amor se demuestra a lo largo de todo el año. 
Creo que hasta ahí todos estamos de acuerdo. Pero es tan bonitoooooo (leedme esta expresión poniendo carita de niña dando saltitos y cogiéndose un mechoncito de pelo). 
He pasado muchos años de mi vida sin pareja, y la verdad que este día siempre he hecho algo especial, recuerdo cuando escribía tarjetas a mis amigas diciéndoles todo lo que las quería y que eran muy especiales para mi. Me encantan las manualidades, el hacer cosas personalizadas y poner un poquito de mi amor en cada una. Adoro las sonrisas de las personas que las reciben, me hace sentir muy feliz ver la cara y recibir un abrazo como pago. Sin embargo me molesta enormemente que a quien se lo doy me diga: "Pues lo que yo tengo no te va a gustar..." o "Yo siento no ajustarme a tus expectativas..." ufffff ¡¡¡eso me pone histérica!!!
Nunca digáis eso a una chica. Si os podéis esforzar en crear algo vuestro, hacedlo, pero no pongáis pegas a posteriori pensando que podría haber sido mejor. Cuando pones todo tu corazón en hacer algo, esté mejor o peor, esa persona te lo agradecerá. 
Pienso que la comercialidad de este día puede evitarse, hay muchas formas, puedes hacer tarjetas a mano con una simple cartulina, preparando una cena casera, haciendo un postre bonito, escribiendo una carta donde muestres tus sentimientos, o incluso hasta puedes hacer un dibujo de ambos y un cartón decorado a modo de marco. Hay tantas cosinas que puedes hacer que no creo que sea justo el hablar de este día como muy comercial. Os confieso que mi San Valentín ideal siempre ha sido pasarlo en una especie de casa rural con jacuzzi, cama enorme y chimenea... Si, es caro. Pero la verdad, y habiendo tenido varios Valentines de formas diferentes, cenando en un castillo, en la casita rural o con una espada de la película 300 en plena estación de Atocha con los policías deteniéndome (cosas habituales en mi), os digo que el pasarlo en casa cocinando algo especial, viendo una película romanticona en el sofá, y mirando a la otra persona a los ojos es de las cosas mas bonitas. Eso si, todo son experiencias. 
Os contaré una anécdota que me pasó hace mucho tiempo un día de San Valentín. Ya sabéis que yo suelo ir a comprar casi todos los días, pues una vez había un chico en uno de mis supermercados favoritos que me gustaba. Era muy simpático, rubio, ojos azules... yo era jovencita, contaría 19 años mas o menos. El caso es que cada vez que acompañaba a mi madre a la compra le miraba y alguna que otra vez hablaba con él. Con el tiempo empecé a investigar, tenía unas amigas trabajando en el mismo supermercado y ellas me proporcionaban la información. Al final cuando lo cambiaron a otro supermercado, fuera de mi zona, decidí actuar, y lo hice un día 14 de febrero. Escribí una carta, compré un par de entradas de teatro y lo metí todo en un sobre. En la carta le comentaba algo así como que me gustaría conocerle un poco mas porque me caía muy bien y le invitaba a venir al teatro. No le dejé mi número de teléfono ni nada, sólo le dije que si iba pues allí estaría. Los días previos no pasé por el supermercado, quise esperar a que llegase el día e ilusionarme con verle acercarse a la puerta del teatro. Cuando llegó el día, que coincidió en sábado, yo me arreglé y me fui. Me quedé esperando a la puerta un buen rato. Llegó la hora y la gente iba pasando para acomodarse, esperé dos minutos más y entré. Supuse que no vendría, así pues me senté en mi butaca y en la suya puse mi abrigo. Me quedé un poco triste pero disfruté mucho de la obra. Cuando terminó, me fui a mi casa y pensé en lo que haría los días siguientes. Pasaron varios días y volví a ir al supermercado. Me vio y se acercó a hablar conmigo, me dijo que no había podido ir porque tuvo turno de tarde y no pudo cambiarlo y puesto que no le había dejado mi teléfono no pudo avisarme. Me quería compensar llevándome al cine, asi pues me pidió mi teléfono y ese fin de semana fuimos a ver una película de risa, que por cierto, me puse tan nerviosa que derramé las palomitas en un ataque de risa. 
La historia no duró demasiado, sin embargo me sentí genial. Aprendí que cuando eres capaz de atreverte a hacer las cosas, aunque te tilden de loca, posiblemente ganes. Puedes perder, pero también puedes ganar. 
Por eso me encanta este día, soy una enamorada del amor, de que te cojan de la mano o te den un beso en la mejilla con mucho cariño. Puedes regalar rosas, hacer regalos caros o no puedes hacer nada. Cada persona actúa de una forma. Yo mañana no tengo planes, como ya os he contado de momento sólo tengo un examen. Y posiblemente me compre unas fresas y un bote de nata para darme un placer por la noche. 
Y no se, quizás surja algo, de hecho este año parece que me ha surgido algo muy parecido a la historia que os he contado pero al revés, este año soy yo la invitada al teatro. Casualidades de la vida o coincidencias que te hacen sonreír, y para mi eso es muy importante últimamente. 

Mi consejo de hoy: No esperes a hacer aquello que quieres, pues toda espera o temor no lleva a la obtención de ninguna meta. Quien arriesga gana, y si no ganas siempre aprendes. 

martes, 12 de febrero de 2013

Listas Abandonadas

¡Vaya dolor de espalda tenía esta mañana! Creo que me ha costado bastante levantarme hoy y es que me está pasando factura el ajetreo de estas semanas.
Hoy me he cargado bastante el café y me he puesto manos a la obra. A media mañana he salido al supermercado y al coger la cesta de la compra me he encontrado una lista. Si si, una lista llena de alimentos y otros objetos. Me gustan hasta tal punto este tipo de detalles que cada vez que las veo abandonadas me dan tanta pena que las recojo y las guardo en mi bolso. Me gusta ver la letra con que están escritas, la mayoría se nota que están hechas con rapidez justo antes de salir. Tanto la caligrafía como lo que en ellas hay escrito te hacen presuponer el tipo de persona que las ha elaborado, hombre, mujer, joven, mayor...
También las hay con tachaduras, lo que me hace pensar que llevan un bolígrafo a mano para ir eliminando según van cogiendo. Eso me indica que son personas previsoras, capaces de llevar un boli en el bolso, pero que no conocen muy bien el supermercado, ya que según van dando vueltas por los pasillos van tachando.
Me resulta simpático los que hacen dos separaciones en esas minúsculas hojas, por un lado escriben los alimentos y por el otro los productos referentes al aseo y/o cocina.
Estas listas también te hacen pensar en las personas que viven en ese hogar. Por el tipo de alimentos puedes averiguar si se trata de una familia, si es una persona joven que vive en un piso compartido o si se trata de una persona que vive sola.
Es gracioso pensar cómo serán esas personas, las hay que anotan productos muy dulces lo que puede indicarme que sean golosas/golosos y adorables, y los hay que ponen tal cantidad de vegetales que me los imagino con cara de lechuga y un poco amargados porque estén haciendo algún tipo de dieta.
He de confesar que adoro las listas que coinciden con mis gustos, las que llevan pan, leche, verduras, frutas, pescado y carne, un completo nutricional.
Otra cosa que me llama la atención de las listas es que nunca se ponen marcas, nos referimos a leche pero no ponemos una marca concreta, y lo mismo con la pasta de dientes o el arroz. Eso si, hay determinados refrescos que no se entenderían si no se llamaran por su marca, o algunas galletas de chocolate.
Ni qué decir tiene que hasta analizo la procedencia de la lista en si, lo cual me puede dar información del trabajo de esa persona. Si es una hoja de cuadritos con letra redondeada me hace pensar que es un estudiante que ha arrancado un trozo de su cuaderno, si se trata de una hoja con publicidad puede ser que esa persona trabaje en ese lugar concreto o tenga la relación suficiente con el dueño como para que le regale libretas de anotaciones.
A lo largo de la semana puedo llegar a encontrarme un par de listas o tres abandonadas. Yo no las busco, simplemente elijo una cesta y ellas vienen a mi.
Aun estoy decidiendo el uso que les daré, de momento las voy coleccionando. Quizás cuando tenga bastantes, las reuniré todas juntas y las llevaré al contenedor del papel para que puedan ser recicladas y posteriormente convertirse en otras listas o quien sabe si decidirán ser papel reciclado que se usa en los bancos. ¿Os imagináis que estas pequeñas listas pasaran a ser documentos muy importantes donde se firman cantidades de dinero? Es como creer que todo objeto por pequeño que sea tendrá su propia reencarnación.


Ya por la tarde y puesto que no tenía clase de inglés he decidido quedar con una amiga para tomar un café, necesitaba desconectar un poco y cotillear. Cómo nos gusta a las mujeres eso de poner un café como excusa para charlar durante horas sobre las novedades que hay en nuestras vidas. Y sobre todo quedar esos días en que te encuentras un poco baja de ánimos y necesitas de otra persona que te alegre y te haga sonreír. Pues eso me pasa a mi, necesitaba unas risas y allí que estábamos las dos exponiendo nuestras aventuras y sonriendo mientras el café se nos quedaba frío.
Me encanta quedar con personas que te insuflan un montón de energía y que te hacen evocar recuerdos bonitos. Son ese tipo de personas que se autodenominan "locos/as" pero que viven intensamente cada cosa que les pasa y tú lo vives con ellos.

Me gustan los días que empiezan complicados y van mejorando según pasa el tiempo, y lo mejor de todo es que aun faltan unas horas para que acabe y siempre puede depararte alguna que otra sorpresa que te haga sonreír. Y como dice una amiga mia a la que cariñosamente llamo mariposilla: "Por si acaso, siempre guardo una sonrisa debajo de la almohada. Nunca se sabe cómo va a terminar el día".

Mi consejo de hoy: haced listas, siempre sirven para solucionar cualquier problema, desde recordar los alimentos que se necesitan hasta para plantearte pros y contras sobre algo que te preocupa.

lunes, 11 de febrero de 2013

Noticias Inesperadas

Levantarte un lunes por la mañana con una sonrisa en la cara es difícil. Apagas el despertador varias veces y te empiezas a enrollar entre las sábanas, remoloneas todo lo posible hasta que miras de nuevo la hora y te das cuenta que si no paras de poner la alarma cada cinco minutos, al final llegarás tarde a todos sitios.
Pues hoy no ha sido un día de esos para mi, anoche tardé bastante en quedarme dormida, los desvelos de los domingos. Sin embargo hoy muy temprano me he puesto en marcha, no tenía demasiado trabajo acumulado y he estado mas bien tranquilita.
Al final de la mañana he ido a por el pan y los víveres de los lunes, y me he topado por casualidad con varias personas diferentes.
¿Os ha pasado alguna vez que os llegue a vuestro poder determinada información que no habéis solicitado? Es algo que nunca he llegado a entender, andas con algo entre manos y de repente sin comerlo ni beberlo se te abre una fuente de información de la cual puedes disponer a tu antojo. Sin mediar palabra te vas quedando poco a poco con detalles que quizás en un futuro te puedan parecer relevantes.
Trato de reservar siempre un hueco en mi cerebro donde ir almacenando estos restos para cuando puedan servirme, aunque es cierto que con el tiempo se te acaban olvidando o al menos hasta que no te chocas con ellos de golpe nuevamente.

Llevo varios días pensando en San Valentín, mi opinión sobre este día no la pensaba dar pues aun es pronto, pero hay detalles a lo largo del día que te hacen imaginarte lo que puede pasar. Os contaré un secreto sobre mi, soy la típica persona que tiene tanta imaginación que pocas cosas le sorprenden. Si, me lo han dicho muchas veces. Es difícil darte una sorpresa porque siempre en tu cabeza tendrás algo infinitamente mejor. Hay personas que piensan así. A pesar de ello me gusta dejarme sorprender, también me gusta planificar las cosas que quiero llevar a cabo y finalmente como nunca me sale lo previsto pues modificarlo sobre la marcha. Pero al menos tener una base. Es un poco contradictorio. Me gusta que me sorprendan pero a la vez planear los momentos que se van a vivir. Es algo así como tener un orden dentro de un desorden.
Cuando tienes un escritorio como el que tengo yo lleno de papeles y cada uno de una historia diferente, te puedes volver loca, pero que no te muevan una hoja que lo notas.
La verdad es que mi único plan para el día de San Valentín es hacer un examen de alemán, no he planeado mucho más. Atrás quedaron esos días de flores, de cenas, de vivir intensamente un día... ahora me dedico a vivir, simplemente. Ilusionada con lo que cada día me espera al salir por la puerta de casa. Fijarme en miradas de la gente, sonreír cuando sale el sol, y disfrutar cuando las cosas marchan bien.
Hoy también tuve malas noticias, de lo contrario no sería lunes. Y también noticias desconcertantes, porque supongo que todos nos hemos enterado de que el Papa Benedicto XVI dimite a finales de febrero.
Noticias que nos inquietan, que nos llenan de dudas pero a las cuales no dejan de sacarles punta intentando encontrar algún sentido.
En ocasiones todo pasa por algún motivo, eso se dice siempre. Por tanto dejémoslo estar.

Y al final del día me ha pasado algo muy curioso, he recibido una llamada interesante. De ese tipo de llamadas que cuando coges el teléfono no sabes qué decir y acabas hablando más de una hora y sin parar de reírte. Me encanta sonreír mientras hablo, pasear de un lado a otro de la habitación y empezar a ponerme nerviosa porque no se a dónde va a parar esa conversación.
¿Sabéis lo que más me ha llamado la atención de esta llamada? Que según me reía, la persona que estaba al otro lado del teléfono me decía que le gustaría ver la expresión de mi cara.
Pero no os desvelaré más detalles, porque quizás esta llamada tenga algo que ver con lo que pase el día de San Valentín, o quizás no. No lo se, no lo puedo saber a ciencia cierta, pero estaré esperando esas noticias que en días como hoy pueden pasar de inesperadas a risueñas en un pis pas.

Mi consejo del día: no te dejes engañar por las informaciones que te llegan, en ocasiones haz caso a tu instinto y descubre por tí mismo todo aquello que deseas conocer.

viernes, 8 de febrero de 2013

Asalto de Cama

Hacía unos meses que no iba al teatro. He de confesaros que me encanta, soy esa especie de bicho raro a la que le gusta ir a ver cuadros de pintura a los museos, ballet, musicales y obras de teatro.
De jovencita hacía teatro en todos aquellos sitios donde nos lo proponían, ensayábamos durante un mes entero y cuando llegaba el día del ensayo general previo a la actuación sentías como los nervios se te acumulaban en la boca del estómago y una vez delante de la gente te sentías alguien especial. Cambiabas todo tu ser y te convertías en ese personaje del cual te sabías todas y cada una de las posturas y gestos que hacía.
Tras pasar los nervios iniciales, en los cuales la voz te tiembla incluso sin salir de la boca, te muestras ante el público, les oyes reírse y aplaudir, y te sientes genial. Es una sensación difícilmente descriptible. Yo no soy muy deportista la verdad, pero me imagino a los atletas cuando ganan una medalla y se suben al podio todo orgullosos, creo que sería algo parecido.
Esta noche acudí al teatro de casualidad, no tenía pensado ir, es más, no sabía qué obra había este fin de semana, sin embargo a través de uno de los actores de la película donde salimos como figurantas, nos enteramos que varios de ellos eran los que actuaban en una obra que decían era muy simpática.
Y como me gusta bastante reír animé al resto del elenco de figurantas a que se vinieran conmigo. La mayoría tenía planes pero una de ellas accedió. Hemos ido a sacar las entradas y para nuestra sorpresa tenían casi todo vendido, así pues nos hemos quedado en un huequito y hemos disfrutado como enanas.
Yo confieso que soy muy exigente en el teatro y me gustan las obras clásicas, sin embargo me ha llamado la atención la gracia y el desparpajo de algunos de los actores. En toda obra hay papeles principales, secundarios, el del típico graciosete, el guaperas y la de cuerpo espectacular, sin embargo aquí todo estaba repartido, y las carcajadas tanto de mi compañera como del resto del público me hacían pensar que a pesar de las situaciones extrañas que iban dándose, la simpatía había calado entre nosotros.
Me gusta cuando los actores se involucran con el público, les hacen participar de alguna manera y sobre todo cuando les sacan esas risas que tan difícilmente salen hoy en día, y que tan temidas son para los actores al estar sobre un escenario. Porque no es nada fácil subirte a unas tablas y que sonrían en el preciso momento que tú deseas que lo hagan.
Quiero destacar a mi acompañante y nueva amiga, porque tras cada persona hay una historia diferente, y tanto la suya como la mía son muy distintas pero han tenido a bien unirse en un punto, ese en el cual nos conocimos, y yo me alegro de ello, porque es tan bonito conocer personas nuevas que te aportan algo en tu vida, que nunca dudo en decir que si a ningún plan que se me proponga.

Así pues yo brindo por todos aquellos actores que nos hacen reír y ser felices por un momento olvidando los problemas que dejamos fuera del teatro, porque hoy día hacer llorar es fácil ya que lo tenemos muy presente en nuestras vidas, pero hacer reír es lo que nos da la alegría de poder continuar. 


Mi consejo de hoy: Disfrutad de actividades nuevas, amistades nuevas, sitios nuevos...porque toda novedad trae cambios que pueden haceros ver la vida de una forma diferente e incluso maravillosa.

jueves, 7 de febrero de 2013

Madres

Llevo unos días sin parar. En ocasiones parece que la labor de una madre no se nota demasiado ¿verdad? pero cuando sucede algo inesperado y tienes que realizar todas las tareas que ellas acostumbran a hacer sin el mínimo esfuerzo, la cosa cambia. 
Resulta que el domingo por la noche mi madre se hizo daño en la espalda, tanto es así que cuatro días después aún sigue sin poder moverse o muy poco a poco. La cosa es que cada día he de levantarme pronto, arreglar el piso, hacer los desayunos, ir a la compra, hacer la comida y todo ello conjuntamente con el resto de cosas pendientes. Es curioso pero cuando vivía sola y tenía que ir a clase, trabajar, estudiar y hacer las cosas de casa me era más sencillo, pero cuando se trata de cuidar a la familia ya surgen las dudas. No es lo mismo cuidarte a ti misma o hacer la comida para una persona que para más. 
Ir al supermercado sin ella no es lo mismo, apenas me da tiempo a fijarme en los pequeños detalles ya que tengo en mi mente qué cosas tengo que comprar y cuáles me faltan. Y además tengo que ir corriendo a todos sitios porque no puedo dejarla sola mucho tiempo. 
El valor de una madre es incalculable, y a pesar de que eso ya lo sabía, me he dado mucha mas cuenta de ello estos días. 
Hoy es su cumpleaños. Esta mañana quise levantarme muy pronto para darle una sorpresa y prepararle una tarta, pero como es muy madre, a pesar de sus dolores se ha levantado cogiéndose de los barrotes de la cama y a las 8 de la mañana ya estaba cachurreando en la cocina haciendo unas lentejas. Como yo no se hacer comida de cuchara, hoy que se encontraba algo mejor ha decidido hacer ella la comida y cuando me he despertado ya lo tenía casi todo preparado, incluso hasta mi desayuno. 
Lógicamente he empezado a decirle que no debería haberlo hecho y bla bla bla... pero a pesar de mis reproches ella sonreía diciéndome: "pero hija, ¡no vamos a estar todos los días a base de verduras y carne! tendremos que comer un plato de cuchara ¿no?"
Y entonces pienso en todas las veces que ha querido enseñarme a hacer judías, lentejas, sopas... y nunca he tenido tiempo de aprender. 
Pues hoy, casualidades de la vida, me ha llamado mi cartero favorito. Tienes una entrega, me ha dicho. Cuando he bajado al buzón, he visto que eran unas fichas de pasteles que había pedido hace tiempo, las he abierto y había una tarta de chocolate y naranja que tenía una pinta buenísima. Así pues he ido a comprar y he cogido las cosas necesarias para hacer la tarta. 
Tras la comida y aprovechando que mi madre estaba viendo la novela esta tarde, me he puesto manos a la obra a batir claras a punto de nieve, deshacer chocolate y rallar naranjas. 
No es mi primera tarta ni mucho menos, sin embargo estoy acostumbrada a que sea mi madre la que maneje el horno puesto que yo no le pillo el punto, y cuando lo he puesto a 200 grados y el bizcocho se me ha empezado a rajar por los lados casi me pongo mala del disgusto. Pero como todo tiene solución en la vida, una capa de chocolate ha tenido a bien cubrir las rajitas y hacer que la decoración quede más o menos vistosa. Le he dibujado un corazoncito, y le he puesto algunas cosinas más. Cuando mi madre ha empezado a llamarme para que la ayudase a levantarse se ha olido que algo andaba haciendo y quería investigar, pero le he prohibido el paso a la cocina. 
Finalmente cuando he terminado de decorarla y emplatarla se la he llevado y un poco extrañada me ha mirado diciéndome: "¡pues te ha quedado bien! Aunque a ver cómo estará por dentro... Tráeme un cuchillo que vamos a hincarle el diente." Pero en lugar de eso he llevado una velita de esas que no se apagan, se la he encendido, le he cantado el cumpleaños feliz y ha soplado con todas sus fuerzas. Durante un momento la vela se ha apagado pero al rato volvía a encenderse y ella sonreía. 


Finalmente la hemos apagado y sin perder ni un segundo me ha dicho: "¡tráeme el cuchillo que tengo ganas de probarla!" Así pues dicho y hecho hemos abierto una buena brecha y para mi sorpresa mi madre me ha felicitado diciéndome que me había salido muy rica y esponjosa.


Así pues querida mami, siento no haberte podido regalar nada porque no he tenido tiempo con el ajetreo, pero te prometo que seguiré ayudándote a levantarte, te haré masajitos por la noche en tu espalda dolorida, iré a la compra sin rechistar, respiraré hondo cada vez que me llames para que te de el mando de la televisión, aprenderé a cocinar comidas de cuchara, y cada noche te ayudaré a meterte en la cama, te arroparé y te daré un besito deseándote que sueñes cosas bonitas. 

Mi consejo de hoy: Cuidad a vuestras madres cada día como ellas lo hicieron con nosotros cuando éramos pequeños. De verdad que es algo de lo que nunca os arrepentiréis. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Lágrimas en el Cielo

Definitivamente he de confesar que los lunes no son mis días favoritos de la semana.
Hoy me levanté muy temprano porque tenía demasiadas cosas que hacer, y cuando digo demasiadas son tantas que no me caben en una hoja de mi agenda.
A primera hora he tenido que realizar las tareas de mi casa, normalmente la encargada es mi madre, pero ayer por la noche se hizo daño en la espalda y hoy no podía ni moverse, asi pues todo lo que debe hacerse desde adecentar la casa hasta comprar lo imprescindible para pasar el día me tocaba a mi. Después las típicas llamadas de lunes para solicitar trámites, responder algún mail que otro que no te hacen sacar las mejores de tus sonrisas y luego ir al banco, que para mi sorpresa al llegar a la sucursal me la he encontrado cerrada. Había gente en la puerta pidiendo explicaciones y de repente un cartel avisando que estaban en huelga debido a los masivos despidos que quieren hacer.
Tras ver que no iba a poder solucionar nada me he ido a que me dieran presupuesto para realizar unos cursos y ahí mi primera sorpresa. Cuando es algo que supuestamente te exigen por ley me parece demasiado descarado que de un sitio a otro haya una diferencia de precio enorme. Se que existe mercado libre y la ley de la oferta y la demanda, pero lo que no me explico es que en cada sitio que voy, y he preguntado en cinco al menos, me den una respuesta diferente y unos precios que distan mucho unos de otros.
Tras tantos jaleos y teniendo la cabeza un poco embotada he quedado con una amiga para ir a tomar una cañita y conocer a un señor de la alta aristocracia. Las típicas citas a ciegas con alguien de alto abolengo, pues eso. Ha sido curioso porque es una persona que vive muy cerca de mi casa pero hasta hoy no nos hemos conocido. Al llegar, él muy serio nos esperaba en la barra del bar tomándose un café y leyendo un periódico. Después nos hemos sentado en una mesa y comentando anécdotas varias, de lo que más hemos hablado ha sido sobre comida y blogs, creo que ha llegado a la conclusión de que no estaba demasiado cuerda ya que había tenido un conejo llamado Mendi y una perra llamada Gaizka. Si, no soy de lo más normal, lo se. Durante algunos instantes me gustaba quedarme mirándole a los ojos, muy bonitos por cierto, e intentar averiguar sus pensamientos sobre nosotras, pero es de estas personas que no se dejan conocer fácilmente. Os preguntaréis a qué me he reunido yo con tal personaje, pero ha sido mas o menos una casualidad, esperada, pero una casualidad.
Mi día no acaba aquí ya que por la tarde he tenido que ir a la gestoría a llevar tantos papeles que ni yo misma sabía lo que llevaba. Rutinas que nunca o casi nunca te tocan, pero que cuando te tocan te han tocado. Y la verdad es que estos jaleos me exasperan un poco, ya que muchas veces delegas en una empresa tus cosas y al final descubres que estás pagando por algo que tú mismo puedes hacer, pero cuando no tienes la experiencia necesaria pues es lo que pasa. Aunque esto como todo, tiempo al tiempo.
He acabado malhumorada la verdad, y cuando mi profesor de alemán me ha dicho que hoy no había clase porque era la misa de un familiar de una persona de la academia, lo hemos dejado todo y hemos acudido a última hora de la tarde.
Durante la misa, te das cuenta de muchos detalles, sonrisas que evocan recuerdos vividos, ojos llorosos que no dejan escapar lágrimas, y bastante gente enmudecida que no sabe muy bien qué hacer en esos casos.
Entonces me he percatado de algo, hoy en el día mundial contra el cáncer allí estábamos, dando el último adiós a una persona que se había ido a causa de esta terrible enfermedad. Y justo enfrente de mi un lampadario en el cual había sólo una velita encendida. Nadie ha reparado en él, todos miraban de reojo a los familiares para ver sus reacciones y yo miraba atenta la vela, esa vela que siempre se queda encendida, que cuando todas las demás están apagadas permanece ahí dando su luz.
Y tras la misa han puesto una presentación en una pantalla gigante en honor a la persona fallecida. En ella mostraban su vida, desde que era muy pequeña hasta su muerte. Tras ver cada foto, cada momento vivido, cada sonrisa que acompañaba unas frases, frases que escribía en un cuaderno que tenía, no podía hacer otra cosa que emocionarme. Los ojos se me llenaban de lágrimas que querían brotar y permanecían quietas como encarceladas, pero al ver el último vídeo en el cual salía ya en sus últimos días junto a toda su familia, sonriendo... entonces no he podido evitar soñar con que algún día este mundo será un poco mejor y los que nos quejamos de tener gravísimos problemas, nos daremos cuenta de que la vida se compone de cosas tan sencillas como es el amor hacia los demás y las sonrisas que nos acompañan.

Os dejo con la canción que sonaba mientras veíamos las fotos...



Mi consejo de hoy: Cuando los problemas te parezcan enormes, simplemente sonríe, pues como bien dijo un día Santa Teresa de Calcuta: "la paz comienza con una sonrisa". Todos tenemos a alguien en el cielo vigilando lo que hacemos, procurad que estén orgullosos cuando nos miren.

domingo, 3 de febrero de 2013

Fiebre ¿Has amado así alguna vez?

"Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable, no tiene envidia, no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca."

¿Bonito verdad? En ocasiones nos olvidamos de cosas tan sencillas como querer a la persona que tenemos cerca de nosotros o ser mejores con los seres que nos rodean.


El mes pasado una amiga me propuso ir a hacer de figurantes en una película. No pagaban nada y eran cuatro horas de rodaje. Sin embargo decidí aceptar y la verdad es que nunca pensé que ese día me lo pasaría tan bien. Conocimos gente nueva, compartimos risas y a día de hoy de cuando en cuando nos vemos y nos contamos nuestras cosas.
El viernes pasado fue el estreno del teaser de la película. Se llama "Fiebre" y es una versión moderna de Romeo y Julieta. Personalmente esta historia siempre me ha atraído y que esté rodada casi al completo en el lugar donde yo vivo pues hace que te apetezca mas ir a verla.
He de reconocer que nunca he tenido miedo a las cosas desconocidas, que siempre he sacado provecho de ellas y he aprendido algo. En este caso las horas de grabación o el que no nos pagaran nada no pudo con mi ilusión, y a pesar de que en la película quizás nos veamos un minuto escaso, reconozco que lo que más valoro fue el haber conocido a esas personitas que allí estuvieron conmigo compartiendo anécdotas.

Hoy domingo he recibido noticias de varios tipos, tristes y alegres. Tras hablar con varias personas por teléfono te das cuenta de cómo tienes que adaptarte a lo que las circunstancias te traen, muerte, enfermedad, nacimientos y embarazos han estado presentes este fin de semana en mi vida.
Muchas veces no sabes muy bien qué decir, yo incluso en ocasiones me quedo tan sorprendida que mi cara lo dice todo y no me salen las palabras. Sin embargo cuando ves cómo tan solo tu llamada ya es motivo de alegría a pesar de la tristeza, o te dicen que es reconfortante hablar contigo, una extraña sensación de plenitud te inunda el alma.
Todos estamos dispuestos a dar la enhorabuena por un nacimiento, a felicitar a una embarazada o llamar para cantarle feliz cumpleaños a alguien, sin embargo cómo cuesta cuando sabemos que al otro lado nos contestarán con llanto o que las noticias no son tan buenas como esperas.
Si, es complicado, pero debemos enfrentarnos tanto al dolor como a la alegría y saber que en ocasiones nuestras palabras reconfortan y han de ser escuchadas.

Quizás mis ideas estén un poco desordenadas hoy, pero espero que captéis lo que aquí os quiero decir.
Os dejo el vídeo del teaser donde salgo con mis nuevas amigas, no esperéis verme, porque apenas salimos, sin embargo tenéis que saber que es una película hecha desde el corazón, con un equipo que se ha dejado su alma en ello y tan sólo por eso me llena de satisfacción pertenecer a este proyecto.



Mi consejo de hoy: No tengáis miedo a aventuraros en historias que desconozcáis, nunca se sabe lo que de ellas se puede aprender.