martes, 25 de marzo de 2014
En Venta
miércoles, 19 de marzo de 2014
Érase una vez una pequeña aceituna...
lunes, 17 de marzo de 2014
Quijotadas
Este fin de semana me vine al pueblo a ver los carnavales y pasar unos días con la familia, que desde Navidad no había venido por aquí, y siempre pasa lo mismo, que llegas y todo el mundo te saluda como si hiciera años que no te ve, y las vecinas te ponen al día de las bodas que se van a celebrar y de las separaciones que ha habido mientras te preguntan que tú para cuando te casas y ensalzan tu cuerpo serrano. De hecho el domingo una hasta incluso me toqueteó el culo varias veces, que tuve que decir: si, mi culo sigue igual de redondo que siempre.
Esta mañana y aprovechando que estoy por aquí, todas mis tías se han reunido para darme las libretas de los bancos y que vaya a reclamar comisiones, hacer la PAC, poner al día las libretas, contratar nuevos productos... vamos, que como soy ex banquera pues yo tengo que solucionar todo de cuando en cuando. Así pues, con unas 5 libretas en el bolso he salido a la calle a recorrerme las oficinas. He hecho la PAC a mi madre, he conseguido quitar un par de comisiones, he puesto al día libretas que estaban desde el año pasado sin actualizar, he hecho un par de ingresos y cuando a eso de las 12 de la mañana ya regresaba a mi casa me he encontrado con un chico de mi edad por la calle. Me ha parado y me ha preguntado si sabía dónde había una tienda de informática. Yo como vengo poco por el pueblo no he sabido decirle ninguna, de hecho dudaba que hubiera alguna, pero como era tan guapo me he implicado un poco más y le he preguntado qué buscaba ya que le veía un poco inquieto.
Me ha comentado que buscaba un cargador de coche para el móvil, se le estaba quedando sin batería y estaba de paso por el pueblo y lo necesitaba de forma urgente.
Yo me he ofrecido a acompañarle a un par de tiendas de electrodomésticos que conocía y estaban cerca. Él me ha dado las gracias y por el camino hemos ido charlando.
Por lo visto era representante de una marca de medicamentos y estaba por la zona visitando las farmacias. Solía llevar dos baterías de móvil pero precisamente hoy se le había olvidado y entre que tenía que consultar varias cosas por internet y las llamadas tenía el móvil al 5% de batería.
Al llegar a los sitios que yo le había indicado la respuesta ha sido negativa, no vendían cargadores de móviles, sí móviles pero no cargadores sueltos. Y puesto que aquí no hay ninguna tienda de ninguna compañía telefónica pues la cosa estaba chunga. Me ha dicho que tendría que irse al pueblo de al lado a probar suerte y entonces se me ha ocurrido una genial idea.
Como los cargadores de los smartphones son universales le he ofrecido ir a tomar un café y yo le prestaba el mío. He supuesto que sería mucho más fácil encontrar un enchufe en una cafetería que un cargador de coche en una tienda.
Me ha mirado un tanto extrañado y entonces me ha pedido mi móvil para hacer una llamada. Se lo he dejado y ha llamado a su jefe diciendo que había tenido unos retrasos y tenía que quedarse hasta la hora de comer por aquí. Yo he sonreído y mientras hablaba me he puesto a pensar muy rápido qué iba a decir en mi casa.
Acto seguido le he dicho que me esperase en la cafetería que iba a por el cargador y volvía. He ido corriendo a mi casa, he dicho a mi madre que una amiga que se casa este año me había invitado a comer para contarme los detalles de los preparativos de la boda, he cogido el cargador y me he largado. Al llegar a la cafetería me lo he encontrado sentado en una mesa hojeando unos papeles. Me he sentado y he pedido un café con leche. Me ha preguntado si quería tomar algo, unas magdalenas o cualquier otra cosa, he dicho que no pero he aceptado la invitación del café. Hemos puesto su móvil a cargar en un rinconcito del local y hemos estado hablando un buen rato. Yo pensaba que se iba a ir pero me ha dicho que puesto que ya casi era la hora de comer y tenía que parar en algún pueblo ya le daba lo mismo quedarse aquí y puesto que yo conocía el pueblo seguro le sabría indicar dónde se comía bien. He estado a punto de decirle que en mi casa, pero obviamente con toda mi familia pululando no era muy lógico. Entonces me ha propuesto que me fuera a comer con él, como había sido tan generosa con el tema del cargador, con lo que se ahorraba en comprarse uno me invitaba a comer. Yo como ya lo había previsto he dicho que si y hemos ido a un sitio que me gusta mucho.
Al llegar nos hemos sentado en una mesa y hemos conectado de nuevo su móvil a la luz para que se terminase de cargar. Ha cogido la carta y mi sorpresa ha sido cuando ha pedido un revuelto de brócoli con setas y bacon. He estado a punto de hacerle la ola y ponerme a reír como una loca pero me he comportado y he pedido unas migas, si yo, la loca del brócoli ha pedido migas en lugar de brócoli. Durante la comida hemos hablado de todo un poco, él me ha contado más cosas suyas que yo de mi misma y me ha gustado pese a que la mayoría de la conversación giraba en torno al trabajo.
Cuando ha pedido el postre, tarta de chocolate, me ha dicho que la compartiera con él y yo casi me caigo de espaldas.
Todo era demasiado perfecto... hasta que su móvil ya cargado ha empezado a sonar.
Un "hola cariño" me ha hecho despertar de mi sueño, no era lógico llamar cariño a tu jefe, ni tan siquiera a tu madre o algún familiar, o no al menos en el tono en el que él lo hacía. Debía ser su pareja. Le preguntaba sobre qué hora iba a volver y qué tal llevaba el día.
En ese momento me he reído. A ver Gem, eres tú, no tienes suerte ni en el juego ni en el amor y eso es así. Esta vez no iba a ser diferente. Has pasado un rato agradable, te han invitado a comer y has ayudado a alguien. No hay más.
Entonces ha colgado el teléfono, me ha mirado y me ha dicho que era su mujer, acostumbraba a llamarle a la hora de la comida para preguntarle qué tal. Yo instintivamente he mirado su mano, no había alianza. Pero claro, eso hoy en día no significa nada. Él lo ha notado, y me ha visto como mi sonrisa se había apagado. Entonces me ha agradecido mucho lo que había hecho por él, me ha dado su tarjeta y me ha dicho que me acercaba hasta mi casa con el coche.
Nos hemos despedido y he dicho que prefería ir andando para bajar la comida. Y eso he hecho. He desconectado el móvil durante una hora y me he ido al parque. Mientras veía caer el sol una pequeña lágrima se me escurría por la mejilla, acto seguido una ráfaga de aire ha hecho que se me muevan los rizos y he mirado al frente. La figura del Hidalgo se erigía ante mi y secándome las lágrimas he sonreído.
He mirado a Don Quijote y he recordado sus locuras y como se empecinaba en luchar contra los molinos sin que nada le parase. Siempre he sido una Quijota y esto sólo había sido una aventura más. Me quedo con una de las frases que dijo Cervantes:
"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades."
miércoles, 12 de marzo de 2014
Antes todo esto...
miércoles, 5 de marzo de 2014
Cenizas
Hoy miércoles de ceniza en mi familia hay costumbres arraigadas que yo vengo haciendo desde que tengo uso de razón. Una es el ayuno que este día siempre hace mi padre, ni yo ni mi madre lo secundamos porque no vemos muy claro eso de estar sin comer hasta mediodía.
La segunda es comer pescado, hoy nada de carne. Que a veces está muy bien pero que basta que te prohíban algo para abrir la puerta del frigorífico y ver sólo carnaza. Y la tercera es ir a que nos pongan la ceniza en la cabeza, para lo cual yo llevo ya el pelo medio sucio de por si para ir preparada.
Pues hoy empezó bien el día, una mañana tranquila en la que te da tiempo a hacer todo. Llegan las dos y marchas a comer a casa, previamente pasas a comprar el pan por la cafetería porque has descubierto que vale igual que en el supermercado y al menos aquí el que atiende es simpático.
Me pinto los labios de rojo, me atuso los rizos, me subo los pechotes y salgo a la calle. El chico me saluda llamándome guapa, me pone la mejor de sus sonrisas y me pregunta si quiero lo de siempre. Asiento y me da una barra de leña acabada en pico fino y tostadita.
Le doy las gracias, me las devuelve y me marcho.
Llego a casa y tengo merluza con almejas, me gusta.
Hoy como pronto porque quiero echarme un rato la siesta. Cuando estoy cogiendo el sueño llaman al fijo.
- Hola señora, está el titular de la línea?
- Soy yo.
- Tiene internet, móvil, bla bla bla bla... Cuánto paga por ello?
- Me parece muy bien el rollo que me ha soltado señorita, pero lo primero que debería hacer es decir de qué compañía llama.
- Uy si, perdón. Soy Geraldine y llamo de Jazztel. Su nombre cual es?
- Me llamo Maria, de la empresa tocameroque.
- .... (Desconcierto)
- Digame Geraldine, su oferta es...
- Si, le decía que bla bla bla...
- Digame el precio, el resto me lo sé.
- De acuerdo señora Maria, son 19'95€ mas IVA.
- Mas caro que lo que tengo, no me interesa.
- Pero bla bla bla....
- He dicho que no.
- Pero...
Harta de la conversación he colgado e inmediatamente he escrito un tuit a Jazztel que me han solicitado mi número por privado y me han dicho que no volverían a llamarme. A ver si es verdad.
Por la tarde he quedado para tomar café y dar un paseo con unas amigas. Hacia tiempo que no nos veíamos y nos hemos puesto al día entre batidos y gominolas.
Entre risas, comentarios y arrumacos a la hija de una de ellas se nos ha pasado el tiempo y cuando me he dado cuenta era la hora de irme.
Mi madre me esperaba. La Iglesia estaba llena y nos hemos sentado al fondo. Cuando el cura ha empezado a echar la ceniza me he quedado escuchando lo que decía: conviértete y cree en el evangelio. Obviamente me he asombrado. Si se supone que vas a que te echen un pegote de ceniza en el pelo como es posible que no creas? En qué debo convertirme?
Total, que he salido con dudas y con un pegote blanco en la cabeza.
Y entonces me he quedado pensativa al llegar a casa. Cuánta ceniza dejamos que se nos acumule en nuestros pensamientos cada día sin darnos cuenta? Demasiada.
Para evitar pensamientos oscuros he puesto el fútbol, me he sentado al sofá con mi padre y hemos comentado el partido. Se ha ido a dormir en el descanso y yo me he quedado sola. He celebrado el gol y más tarde me he emocionado con el documental de Luis Aragonés.
Me quedo con su filosofía de ganar, ganar y ganar y volver a ganar y ganar....
Hay frases que te motivan y sacan lo mejor de ti hasta en los días de más ceniza.