jueves, 30 de enero de 2014

Ligoteos

Cada vez que voy al banco es inevitable que sonría. Pensaréis que es raro, pero no es así y tiene una explicación.
Esta mañana tuve que ir a hacer un pago y arreglar unas cosillas, en total tenía que visitar tres bancos diferentes.
En el primero fui directamente al cajero, había salido sin dinero encima y tenía que tomarme un café o me quedaría dormida por la calle. Me di cuenta que los cajeros tienen una especie de retrovisores muy cuquis por los cuales poder ver si te atracan o si como yo tienes unas ojeras que te llegan a los mofletes. Nunca me había fijado.
Después he ido al segundo. Allí había una cola enorme, sólo había un cajero y al ser día de pensiones pues un montón de abueletes estaban ahí esperando su paga. El hombre que estaba en la caja es amigo, o al menos conocido, porque fue con el que empecé cuando terminé la carrera. Estuve tres meses de prácticas en una caja y sino llega a ser por él que me enseñó, creo que aún estaría haciendo fotocopias y quitando grapas. Le tengo un cariño especial y él a mi también porque nos hemos reído mucho mientras trabajábamos.
La situación era la siguiente: unos siete viejitos en la cola, un chaval rubio joven detrás de mi, una señora dando el pecho en una silla al fondo, una de las comerciales de la mesa jugando con el móvil mientras se reía, la otra cogiendo el bolso para salir a tomar algo y justo delante de mi un hombre de unos cincuenta años con cascos escuchando a Iron Maiden.
Todo iba bien hasta que el abuelo de detrás del rubio se ha colado y como si fuera un picaruelo ha intentado quitarle la bolsa de la compra al abuelo situado delante del de los cascos. La verdad es que he sonreído con la situación, parecía que en cualquier momento se iban a poner a jugar al corro de la patata con la señora sentada de la muleta.
Entre tanto jolgorio el señor de los cascos se ha metido la mano en el bolsillo y se le ha caído un guante, que no ha recogido porque era imposible que hubiese escuchado el sonido al caerse por el volumen de la música. He pensado en agacharme y cogerlo, pero estaba justo entre sus piernas e iba a quedar un tanto extraño que metiera mi cabeza por ahí para coger el guante. Vamos, que he visto mi propia foto en ese momento y he dicho que mejor me esperaba a ver si se daba cuenta.


Pero obviamente no ha sido así e incluso le ha dado un ligero puntapié enviando el guante hacia delante. Yo no podía parar de reír y el rubiales a mi espalda me miraba raro. Cuando el señor ha caminado hacia delante he podido llegar a la altura del guante y recogerlo, lo que ha motivado que el abuelo que estaba sentado en la silla justo enfrente de mi me mirase y dijera: "¡vaya culito tienes guapa!". Yo he agradecido el comentario diciendo: "lo sé, muchas gracias" y me ha tocado mi turno. Mi amigo que estaba en la caja me ha dicho que me echaba de menos y que ahora mismo podría estar trabajando con él y ayudándole que estaba solo. A lo que el viejo que se me ha quedado mirando mi culito le ha contestado que me contrataran, que él daba una parte de su pensión si yo me ponía detrás del mostrador.
Si, todo muy normal. La verdad es que tengo que pensarme eso de echarme un novio jovencito, creo que en la tercera edad es donde tengo mis seguidores.
Tras los cumplidos y bastantes minutos de espera, me he dirigido al tercer banco, en el cual también estuve trabajando un tiempo y donde tengo amistades. Lo cierto es que me he llevado muy bien siempre tanto con los de dentro como con la gente, si no sigo en el banco es porque a los jefazos no les sentaba muy bien que quitase tantas comisiones.
Como tenía que tratar un tema de empresa me he sentado con el comercial jovencito. Llegó hace poco a la oficina y la verdad es que me resulta muy interesante ver cómo se pone rojo ante determinados comentarios míos. Y es que yo lo reconozco, que suelto de cada cosa que es para echarme de comer aparte, pero me lo paso pipa.
Esta vez el comercial me estaba comentando que han cambiado al director de la oficina, señalándome hacia un chico de unos treinta y tantos. He mirado y no he podido evitar decir: "pues es mono, pero un poco bajito". Él me ha mirado riéndose y asintiendo, pero claro, ya que estábamos allí pues habría que conocer al nuevo director, y cuando se ha quedado libre, el comercial lo ha llamado para presentármelo. Me ha resultado muy agradable y cuando me ha dado su tarjeta le he contestado que en su ordenador tenía mi teléfono, para tomar café también.
Cuando se ha marchado le he preguntado al comercial si sabía si tenía novia, pero claro, parece ser que en un mes que lleva allí no se conocen demasiado (de haber estado yo ya me conocería su vida entera). Y hablando un poco me ha comentado que lo importante es tener buen corazón, lo cual me ha hecho gracia viniendo de un banquero, pero como hablábamos de relaciones yo con una sonrisa muy burlona le he dicho que lo realmente importante era el dinero que tuviera en la libreta.

Yo reconozco que soy muy bruta. Mis amigas dicen que asusto a los chicos, yo no lo veo así porque me gusta decir tonterías y reírme pero si que es verdad que si no me conoces o no estás acostumbrado pues te choca encontrarte alguien como yo.
Recuerdo un día que estaba trabajando en el banco y eran casi las 2 de la tarde y no había podido salir, llegó un chico de mrw a hacer un ingreso comiéndose una bolsa de patatas fritas y le pedí que me diera unas pocas. Fui muy descarada pero cada vez que volvía a ir me llevaba ruffles de queso para mi.

La verdad es que me encanta ser como soy, sin trampa ni cartón, desenfadada y ordinaria a veces pero con una sonrisa perenne.

Ya por la tarde me ha dicho mi madre que teníamos que aprovechar los últimos días de rebajas para comprar unas sábanas nuevas. Me he ido con ella a una tienda cercana a mi casa y el chico que nos ha atendido era alto, ojos claros y con una voz muy bonita. Le he comentado, medio cayéndoseme la baba, qué era lo que buscaba y cuando lo hemos encontrado le he dicho que quería probar el tacto de las sábanas. Me ha abierto el embalaje y me ha dicho que tocara, la verdad es que por mi cabeza solo pasaba el decirle que lo que quería era probar el tacto de la sábana con el roce de mi piel mientras le guiñaba un ojo y me subía los pechotes, pero como venía mi madre conmigo me he cortado, y es que ya de por sí me tiene por loca así que no iba a quedar muy bien decir aquello.
He comprado las sábanas y el chico con una sonrisa me ha dicho que esperaba que me gustasen, mientras yo por lo bajini respondía "contigo dentro seguro que mucho más".

Vale, llamadme lo que queráis pero lo que me río yo con estos ligoteos no está pagado y a veces tengo que tomarme la vida a risa porque de lo contrario... todo tendría un color muy diferente.

sábado, 25 de enero de 2014

Aniversario

Hace exactamente un año una noche como la de hoy abría este blog. La fecha elegida tiene un simbolismo especial o al menos lo tuvo durante un tiempo. Cuando esa fecha dejó de ser celebrada decidí empezar de nuevo y dedicarme este día a mi misma o incluso si podía y surgía, salir a distraerme con los amigos.
En un año han cambiado algunas cosas en mi vida, otras siguen exactamente igual como al principio, pero lo que creo más importante es que mi actitud ante la vida ha ido mejorando y las sonrisas, a pesar de no ser las mismas, salen con mayor intensidad y más asiduamente.

Hoy fue un buen día, por lo general los sábados siempre son buenos. Te levantas tarde y remoloneas en la cama, haces las compras necesarias para el fin de semana y quedas a tomar café con las amigas. Las noches de fiestas locas con la edad van llegando a su fin y nos entretenemos alargando la tarde con unas birras y contando las historias de nuestras vidas.
Esta tarde tocó el embarazo de una, su nueva casa, el trabajo de la otra y los deseos de comprarse unos bolsos carísimos que por lo visto cuestan más de 1000€. Para una anti-complementos como soy yo la conversación no tenía especial interés y me he dedicado a escuchar las frases donde hablaban de sus estados de ánimo y los cotilleos mientras veía de fondo el fútbol en una pantalla.
Cuando me han preguntado que por qué estaba tan callada y que contase qué tal mi vida, por un momento no he sabido qué contestar. Como siempre, supongo. Sin mucha novedad. ¿Alguien nuevo que te guste? Pues que yo sepa nadie, y si lo hubiese tampoco tendría muchos detalles que dar.
Yo no deseo comprarme un Louis Vuitton de 1200€ ni tener una casa de medio millón... soy tan terriblemente sencilla que soy feliz haciendo flanes de brócoli y yendo al cine cuando surge.
¡Ah! Se me olvidaba comentaros, dije a mis amigas, me he puesto un piercing de un diamante, en el chichi, cuando queráis os lo enseño.
Y así tras una estupefacción momentánea es como mis amigas han decidido pagar la cuenta e irnos. Si, a veces me sale la choni que llevo dentro.

Yo soy más de tomarme unas cañas y hablar distendidamente de los problemas que nos vamos encontrando, de nuestras anécdotas y de expresar los sentimientos, pero con las personas adecuadas.
Este año me he encontrado gente muy diferente por el camino, hace poco alguien me dijo: no esperes gustarle a todo el mundo, simplemente encajas o no encajas. Y a día de hoy ya no lo pienso. Y quizás mejor aún, ya no te pienso. Muchos problemas, quehaceres, historias...lo que yo llamo vida en general, ha hecho que deje de pensarte, de soñarte, de levantarme sin respiración en la mañana y que en un día como hoy pueda quedarme tranquilamente en casa viendo una película. Si, es obvio que si escribo esto es porque aún te recuerdo, pero ya no es como hace un año. Porque el tiempo pasa y parece mentira pero va curando, aunque es cierto que la gente que poco a poco se va metiendo en tu vida tiene mucho que ver en ello. Hay veces que te ilusionas, pocas pero hay algunas, y entonces tiendes tu mano y confías. El corazón siempre cerrado, pero con una ligera abertura... por si acaso. Por si acaso ¿qué? Por si acaso nada, o algo, nunca lo he sabido.

Quizás estoy hablando de amor, o quizás simplemente de olvido, el caso es que el tiempo pasa y todo sigue. De hecho acaba enero, en breve, con sus rebajas y su cuesta. Y da comienzo febrero, con su San Valentín y sus días. Así es como va pasando el tiempo, meses, días, horas, minutos... he logrado al fin conseguir ver pasar de esa forma el tiempo, como lo que es y no mientras contaba eventos. Y es que quizás con el tiempo, más si cabe, podría empezar a contarlo de otra forma, pero nada me lo asegura.
Ojalá un día me levante y alguien me provoque una sonrisa. Si, reconozco que hay personas que lo hacen incluso cada día, pero esa sonrisa no es la misma que yo tenía aquellos días.
Me robaste muchas cosas, me niego a pensar que yo dejé que te las llevaras contigo, y es ahora cuando me doy cuenta que deben surgir nuevas, mejores quizás, o simplemente distintas.

Hace poco me compré un bonito conjunto de ropa interior, color aguamarina, y al hacerlo ya no pensé si te gustaría, simplemente me miré al espejo y me vi guapa, con esa sonrisa mía y me dije ¡qué mas da que nadie lo vea, si lo que yo veo me gusta a mi misma! Y así es como empecé de nuevo, con pequeñas cosas, que a mi entender son enormes pero que tú ni nadie las entendería.

Este año me ha dado para contar muchas historias, en concreto 87 con ésta, han pasado muchas cosas más, pero precisamente el tiempo que te llevaste es el que me impidió escribirlas.
Y a día de hoy pienso si quizás este año debí haber hecho algo distinto, pero lo cierto es que no me arrepiento. Seguiré con mis historias, meteré personajes nuevos o los que ya tenía, tú seguirás en un recuerdo cada vez más lejano y yo mientras tanto, intentaré seguir viviendo.

Quiero desde aquí agradecer a todos los que a lo largo de todo este año me han seguido por las redes, me han leído y me han comentado. De cada uno he sacado un amigo. Hay personas que por muy lejos que estén siempre han sabido sacarme una sonrisa, porque no hace falta verse a diario para sentirse, simplemente con tenerse en el pensamiento es suficiente.

Gracias amigos, por tanto y tan bonito.

lunes, 20 de enero de 2014

¿Evolución?

De nuevo lunes, con todo lo que esa palabra implica. Podría decir que es un buen día, pero se me da mal disimular y eso que esta mañana tuve una llamada inesperada que me cambió la cara durante unos instantes, pero a pesar de ello, sigue siendo lunes hasta las doce de la noche.
Y es que no solo determinados comentarios escuchados a lo largo de la mañana de hoy me han hecho ponerme de un humor perruno, es además el comportamiento de algunas personas lo que me enerva.

A media mañana he decidido salir a tomarme un café a la calle a ver si me despejaba un rato de pensamientos nefastos. Iba por la acera caminando tranquilamente cuando una mujer de unos 70 años, que llevaba una silla recién comprada bajo el brazo, se ha tropezado y ha caído de una forma estrepitosa. A su lado han pasado dos chicos jóvenes chinos. Yo iba detrás de la mujer y en cuanto la he visto tambalearse he ido corriendo. He dejado mis cosas tiradas en el suelo y he intentado levantarla. Los chinos me han mirado y se han alejado. Yo que apenas podía levantarla sola he sentido tal impotencia y rabia que me han dado ganas de ponerles la zancadilla. Pero cuando estaba intentando ayudar a la mujer un chico de mi edad se ha acercado y me ha ayudado. Entonces un grupo de gente nos ha rodeado preguntando qué pasaba, y me he puesto nerviosa porque no me gusta ver que un montón de personas te rodean sin hacer nada. Porque claro, una vez levantada la buena mujer, todos se han marchado y todos tenían prisa porque la mujer podía valerse por si misma. Entonces he cogido la silla, he preguntado dónde iba y la he acompañado un rato. Ni me he tomado el café ni me he despejado la cabeza y he regresado con pensamientos más negativos si cabe sobre la raza humanoide que nos asola.

Me doy cuenta que el respeto es una de tantas cosas que ya no se aplican en las relaciones, que la ayuda cada día es más interesada y que en ocasiones no somos capaces de mirar más allá de nuestro propio ombligo.
Sé que estoy generalizando pero me pregunto si esta nueva forma de actuar que tenemos no influirá en las generaciones venideras y de ser así ¿en qué convertiremos este mundo?

Quizás hoy todo lo veo negro porque es lunes pero creo claramente en la involución de las personas y a cada paso que doy más me percato. Me dan igual las razas, la edad o el sexo, me falla el alma humana.
Y no penséis que por ayudar a la mujer o acompañarla he ganado puntos y mi karma me dará algo bueno porque no funciona así. Aquello que se dice de "a las personas buenas les pasan cosas buenas" me parece una falacia, una engañifa burda y absurda viendo todo lo que hoy por hoy tenemos en nuestro panorama.

Y esta tarde precisamente me he topado por casualidad con un artículo publicado en una revista. Lo han escrito dos "personajes". Me ha llamado tanto la atención que mi deber es dejarlo por aquí, por si alguien quiere echar un vistazo. Los comentarios me los voy a ahorrar porque cada cual puede escribir lo que le salga del bolo y yo pues he tomado la decisión de no decir nada al respecto.

http://blogs.revistagq.com/nadaimporta/2014/01/como-reconocer-a-una-loca-del-cono/

¿Lo mejor de este lunes? Que me he comprado un nuevo perfume. Por lo visto el mío ya no lo fabrican y supongo que era hora de quitarse el olor a Nenuco por la vida, así pues he ido a la droguería y he visto uno que me ha gustado, un poco rosita para mi pero huele bien y mi sorpresa ha sido encontrarlo rebajado al 70%  osea que algo bueno tienen los lunes si rebuscas un poco.

Por lo demás... ¡Feliz Martes!


martes, 14 de enero de 2014

Resaca Gripal

Estar una semana en el dique seco a causa de una gripe recogida tras las fiestas, es lo más aburrido que me ha podido pasar estos días.
Han sido seis días con sus seis noches en los que apenas podía salir de la cama. Mi único movimiento era de la cama al baño, de este al sofá, comer algo y vuelta a la cama.
Las noches las he pasado horriblemente puesto que me empezaba a subir la fiebre y los ataques de tos no me dejaban pegar ojo.
Durante esos días no he salido de casa. Mis ganas de ser la primera en ir a las rebajas se ha quedado en eso, en mis ganas. Y obviamente me he aburrido tanto que lo único que hacía era leer y mirar mi móvil por si alguien se acordaba de mi existencia.
Si, estar enfermo es una auténtica mierda, seamos claros. Y eso que solo es una gripe.

Sin embargo estos días me he entretenido pensando, mientras mi fiebre subía mis pensamientos se alejaban de la rutina y divagaban por otros mundos, conociendo a otras personas y sonriendo, porque no os voy a engañar, a pesar de estar bastante regulín he sonreído mucho.
Incluso podría decirse que he conocido personas que me han aportado una visión distinta en este nuevo año que comienza.

Ayer por fin salí de casa, volví a la rutina. El trabajo había que realizarse y además tenía mi visita anual con mi dermatólogo para que me echara un vistazo a mis lunares. Soy muy blanquita de piel, color Iniesta mas o menos, y en cuanto cojo algo de sol me empiezan a salir manchitas que tengo que vigilar. Podría decir que mi espalda es como un mapa del cielo lleno de constelaciones.
En un hueco me escapé al hospital y cual fue mi sorpresa que no me encontré en la lista, miraba una y otra vez y ahí no estaba. Empecé a cabrearme de porqué me pasa todo a mi cuando salió la enfermera y le comenté la situación. ¡Hay otra persona en mi lugar! Entonces la enfermera me pidió la hoja donde aparece la fecha de la cita. Martes 14 de enero de 2014.
Pedí perdón y marché con mi estupidez como bandera.
Hoy ya por fin regresé, esta vez segura de que estaba citada. Me puse mi sujetador más cuqui, que como dice mi madre "siempre que vayas al médico ponte ropa interior limpia", y llegué al hospital.

A la entrada estaba todo lleno de gente, había hasta camillas con enfermos. Supongo que la gripe este año está causando estragos. Colas interminables para pedir citaciones y demasiado ruido. Aquello parecía el Corte Inglés el primer día de rebajas pero en versión walking dead.
Me he metido entre el tumulto y he logrado acceder al ascensor, donde un cartel me indicaba que se necesitaba de forma urgente sangre de los grupos 0 Negativo y A Negativo. Yo soy positiva. Tras este pensamiento tan profundo he subido al ascensor. Dentro iba un señor con un mono y una caja de herramientas. He visto la etiqueta y era el del ascensor. ¡Qué bien! Si se va la luz al menos tengo la solución dentro. Pero era un tanto extraño y nada agradable a la vista.

Al llegar solo había una persona delante de mi. De pronto han llegado un par de ancianos. ¿Por qué hora va? Las 12:20, ¿qué hora tienen Uds? Las 11. Es que venimos del pueblo y nos ha traído mi hijo y claro... bla bla bla bla bla .... bla bla bla bla .... pues no me importaría dejarles pasar pero es que total yo soy la última osea que tampoco tienen que esperar tanto.

Cuando he entrado a la consulta mi querido doctor que es parecido a Harry Potter pero en versión gay me ha dicho que me sentara. Ha mirado mi ficha en el ordenador y rápidamente me ha dicho que me desnudara y fuera a la camilla. Todo esto sería una bonita situación si el doctor fuera Noah Wyle y no hubiera una enfermera vieja y la residente panchita de turno mirándome. Y ahí estaba yo, haciendo un striptease cuando de repente el médico abre la puerta y dice: "voy al baño, ahora vuelvo". Y me he quedado con los ojos como platos tapándome las tetas hasta que la enfermera ha venido y me ha corrido una especie de cortinilla para que no hiciera de mi visita una fiesta pública.

Al cabo de apenas dos minutos el médico ha regresado, me ha mirado la espalda atentamente mientras le comentaba a su "becaria" la forma de mis manchas y me preguntaba si me había notado un crecimiento anormal en alguna. Pues verá doctor, tengo una que me molesta un poco, porque me roza justo con el pantalón y ... Te tendrás que aguantar porque ahí cicatriza muy mal. ¿Y esta otra que tengo aquí que es un poco fea doctor? Si, algo verrugosa, pero si no te molesta es mas bonita que una cicatriz, te lo aseguro.
Venga vale, pues nada. Me vuelvo a sentar mientras rellena en su ordenador el parte y me manda cita para dentro de un año. Entonces me quedo mirando a su mesa y veo una especie de botella con un tubo muy extraño. Dado que era una consulta de dermatología he atado cabos y he preguntado: ¿ese chisme es para las verrugas? Si, para quemarlas. Pues verá doctor, es que tengo una chiquitita aquí junto a la tetilla que me molesta .. mire a ver si...
Otra vez a desnudarse y acto seguido me mira y dice, ¡venga que te la quito! Y ahí me ha enchufado el tubo por el que salía un líquido muy frío y me ha criogenizado la mini verruguita. ¡Pues ya está! Esto en unos días se te ha quitado, te lo limpias con agua oxigenada o betadine y listo.

Y así me he ido, con mi mapa constelar a la espalda y mi mini verruguita de tetilla congelada a la espera de perderse en algún lugar de mi jersey.

En fin, cosas  que pasan...

miércoles, 8 de enero de 2014

Nuevo año ¿nuevas aventuras?

Al fin damos comienzo a un año nuevo, el 2014, lleno de ilusiones y nuevos proyectos o en ocasiones proyectos que no pudieron finalizarse el año anterior y que se vuelven a retomar este año.
Para mi esta semana ha significado el inicio de un cambio, la Navidad pasada no fue una de las mejores y por eso decidí que éstas debían ser especiales de algún modo. Y la verdad es que me he divertido y he aprovechado cada momento hasta no poder parar de reír y hasta que mis pies no han podido aguantar el dolor de tanto bailar.
Por una vez hemos disfrutado todas las amigas juntas, lo que hacía mucho tiempo que no pasaba y cuando entre ellas tienes a una de las mas cercanas pues eso te hace sentirte muy bien.

El fin de año fue una noche más. Salimos y disfrutamos del ambiente, no ligamos... para variar, pero me gustaron esas horas de bailes hasta la madrugada en las que todas íbamos vestidas de princesitas.
Quizás el toque negativo lo puso la lluvia que no dejó de caer durante 48 horas y que impidió que los días posteriores disfrutásemos de poder salir a tomar algo y comentar lo acontecido.

El día anterior a los Reyes y puesto que la lluvía continuaba su curso, yo decidí meterme en la cocina y hacer un postre nuevo. Esta vez le tocó el turno a las trufas de chocolate. Tenía una receta guardada en mi álbum de recuerdos y decidí aprovecharla dándole un toque innovador.
Así pues mientras fundía el chocolate sin azúcar al baño maría me puse a picar diferentes elementos para rebozarlas, almendras, pistachos, cacao, stevia y pimientas de colores. Si al chocolate le agregamos un par de cucharaditas de brandy y además se te escapa la botella y le echas un buen chorreón pues quedan exquisitas y con muy buena pinta.


El ver la cabalgata de los Reyes Magos este año también me hizo especial ilusión. Normalmente suelo verla desde el balcón de mi casa puesto que pasan por mi calle, pero una amiga me avisó que me bajara a verlos con ella y ahí estuvimos recogiendo caramelos y haciendo fotos a las carrozas y a los Reyes. Nos empezamos a reír saltando mientras veíamos a Dora la Exploradora y sobre todo cuando llegó Baltasar, que este año no era un blanco pintado de negro sino un cubano.
Tras pasar la cabalgada y sin pensarlo comenzamos a andar y nos topamos con ellos justo en la Plaza del Ayuntamiento donde se bajan de las carrozas y ofrecen sus regalos.


Ahí es cuando pudimos escucharles las voces a los tres Reyes y partirnos de risa mientras los fuegos artificiales nos indicaban que la fiesta ya había terminado y podíamos marchar a casa a comernos el roscón.

Y como vengo haciendo desde el año pasado, justo el mismo día de la cabalgata yo ya tenía mi roscón preparado. Esta vez bañado con una ligera capa de chocolate y relleno de una crema de flan con cacao, un invento surgido a partir de la mezcla de todo lo que me había sobrado y que resultó estar muy rico.


Eso si, este año se me olvidó meter el haba y la figurita pero la verdad es que quedó bastante bueno, ideal para mojar con un poco de café o incluso más chocolate.

Ese mismo día también salí de fiesta con mis amigas. Los Reyes deberían estar repartiendo sus regalos mientras nosotras estábamos tomándonos unos cuantos chupitos y riendo porque apenas llevábamos dinero y pensábamos fregar los vasos en el bar.


Finalmente llegó otra amiga y nos invitó a unas rondas y todo solucionado. Esa noche llegamos casi tan tarde como en fin de año pero es que las discotecas estaban llenas y nos estábamos divirtiendo con lo cual debíamos aprovecharlo.
Obviamente a la mañana siguiente en mis zapatos no había ni un solo regalo. Mi madre a modo de broma me dijo que los Reyes habían venido pero al no verme durmiendo pensaron que ya no vivía en casa y se marcharon sin dejar nada.
En el fondo no esperaba regalos materiales, mas que nada porque yo no los había pedido. Mis regalos son inmateriales y quizás consistan más en un cambio o reacción en mi misma que otra cosa. Pero eso con el paso de los días lo iremos viendo.

Esa misma noche escuché la conversación de una niña con su madre mientras volvía a mi casa. La niña iba con su muñeca nueva en la mano y le preguntaba a la madre dónde estaban ahora los Reyes Magos. La madre un poco sorprendida de la pregunta se agachó y le dijo a la niña: los Reyes están de regreso a Oriente viviendo nuevas aventuras.
La niña feliz con la respuesta siguió acariciando el pelo de su muñeca y se alejaron.

Yo también sonreí y me quedé pensando en qué tipo de aventuras vivirían los Reyes de vuelta a su casa, especialmente el cubano.