jueves, 14 de febrero de 2013

14 de febrero de 2013

¿Sabéis qué es lo más bonito de San Valentín? Sentirse querida por otra persona.

Veréis, a lo largo del día de hoy he ido analizando varios sucesos. Me he despertado con una sonrisa enorme gracias a un mensaje que alguien me había dedicado. Si, quizás parece una tontería, recibes un mensaje de una persona a la cual apenas conoces y se te alegra el alma.
He mantenido esa sonrisa a lo largo de casi todo el día, he ido al banco y el comercial que me atendía llevaba una corbata rosa fucsia, muy propicia para hoy. De repente mientras estaba esperando que me atendiese he cerrado los ojos por un momento y una canción ha empezado a sonar, "Somewhere over the rainbow" y me he imaginado bailándola en mitad de la oficina abrazada al comercial de corbata fucsia. Entonces el teléfono de la oficina que tenía sobre su mesa ha sonado y he abierto los ojos.
Al salir a la calle, todo me parecía diferente, el sol brillaba mucho, junto al árbol de la plaza había un montón de florecillas de colores que sonreían y se miraban unas a otras, en el escaparate de la pastelería había un montón de corazones de crema cubiertos de fresa donde ponía "Te Quiero". Y justo cuando he cruzado, una chica salía con una bandeja llena de corazones sonriendo mientras hablaba con una amiga.
Me he imaginado la historia, las he visualizado planeando algún detalle romántico con sus parejas y he sonreído dentro de mi.
Yo iba camino del zapatero, ayer dejé unas botas para que le pusieran unas tapillas y he ido a recogerlas. Tras tenerlas en mi mano he regresado por el mismo camino pero por la otra acera, y de nuevo han venido a mi mente detalles distintos, comercios llenos de corazones rojos, joyerías con alfombras en su entrada y personas cogidas de la mano compartiendo secretos.
He pasado a comprar el pan al supermercado camino de casa y no he podido evitar dar una vuelta. El pescadero parecía más simpático que de costumbre, la frutera estaba un poco renegada porque no le habían concedido el fin de semana libre, y la panadera era la más alegre de todos sacando las barras de pan del horno y ofreciendo rosquillas de chocolate para todo el mundo.
Y tras coger el pan he decidido comprarle unas pocas fresas a la frutera mientras charlaba con ella intentando hacer que se riese, he pasado donde estaba una chica reponiendo los yogures y he cogido un bote de nata mientras le decía que tuviera un buen día y finalmente he ido a la pescadería y le he dicho al joven simpático que me pusiera unos pocos langostinos.
Si, ya tenía mi cena de San Valentin.
Y así tan feliz, con mi compra realizada he vuelto a casa, lo he dejado todo en el frigorífico y me he puesto con las tareas. Hoy tenía que estudiar puesto que por la tarde tenía el examen de alemán, pero la verdad es que no me apetecía demasiado. He hablado un rato con mis amigas, hemos comentado cómo iba el día y las sorpresas. Ya por la tarde he ido a clase, no las tenía todas conmigo ya que no había estudiado demasiado, y efectivamente me ha salido bastante regular.
Ya era tarde cuando he terminado, mi profesor me ha dicho que si me apetecía ir a tomar algo y hemos ido a tomar un vinito mientras hablábamos sobre temas laborales, y de todo un poco.
Al llegar a casa me he sentido extraña, me he puesto la cena, he preparado una ensalada, mis langostinos con mayonesa y mi platito de fresas con nata recubiertas de ralladura de chocolate.



Todo era casi perfecto, ahí estaba yo cenando y disfrutando de esos pequeños placeres. Pero estaba echando algo de menos. Se acababa San Valentín y salvo ese mensajito de la mañana y algún que otro de mis amigas no había tenido ninguna noticia grandiosa. Mi cartero no me había traído nada especial, de hecho en el buzón sólo había un par de cartas del banco. Y nada había sucedido.
Me deberé acostumbrar a esto, he pensado. Y sinceramente me he sentido algo triste. Entonces el teléfono ha comenzado a vibrar, esos mensajitos instantáneos que por un momento te ilusionan.
Quizás los echaba de menos, es curioso echar de menos algo a lo que te acostumbras durante unos escasos días, y entonces te percatas de que lo que realmente te apetece es sentirte querida, ya sean amigos, familia, o incluso personas que no te conocen. Hay un deseo de sentir que perteneces a esta sociedad, de que alguien depende de ti de alguna forma, que cuando no lo tienes es muy complicado seguir.
A nadie le amarga un dulce, y está claro que a todos nos gusta sentir que gustamos a otra persona, notar que hay alguien que se interesa por ti y tú hacerte la interesante.
Pero finalmente te das cuenta que ese continuo sentir que te trastoca en ocasiones tus sentidos puede llegar a ser de verdad, y un mundo nuevo se abre ante tus ojos sin apenas darte cuenta...

Mi consejo de hoy: Cuando un nuevo sentimiento haga "toc toc" en las puertecitas de tu corazón, déjale entrar, sobre todo si es San Valentín.

4 comentarios:

  1. Ohhhhh me encantaaaa!!! Love is in the air, I know!!!! #NoDigoMas
    Descansa, mañana será un gran dia. Muacks

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  2. Qué bonito ser tan soñadora e imaginarte bailando en pleno banco con el chico de la corbata fucsia, intuir la conversación de la chica con su amiga y ver a las florecillas sonreír. Seguramente estaban sonriendo porque alguna mariposa se había posado en ella y contado alguna historia graciosa.

    Las fresas con nata y ralladura de chocolate, una auténtica delicia. Por cierto, has colocado las fresas de una manera que simula a un corazón o igual es mi imaginación...

    Besitos.

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  3. Yo también pensé lo de las flores y las mariposas, pero aun hace fresquete y no se atreven a salir las muy perezosillas, creo que se ponen en la copa del árbol donde da el sol y ahí se quedan.
    Hacen lo que tú algunas veces, se van a hibernar y desaparecen.
    Y lo de las fresas tienes razón, era lo que intentaba hacer, me alegro que lo hayas visto, eso quiere decir que tienes una imaginación muy bonita. Un besico!

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