jueves, 7 de febrero de 2013

Madres

Llevo unos días sin parar. En ocasiones parece que la labor de una madre no se nota demasiado ¿verdad? pero cuando sucede algo inesperado y tienes que realizar todas las tareas que ellas acostumbran a hacer sin el mínimo esfuerzo, la cosa cambia. 
Resulta que el domingo por la noche mi madre se hizo daño en la espalda, tanto es así que cuatro días después aún sigue sin poder moverse o muy poco a poco. La cosa es que cada día he de levantarme pronto, arreglar el piso, hacer los desayunos, ir a la compra, hacer la comida y todo ello conjuntamente con el resto de cosas pendientes. Es curioso pero cuando vivía sola y tenía que ir a clase, trabajar, estudiar y hacer las cosas de casa me era más sencillo, pero cuando se trata de cuidar a la familia ya surgen las dudas. No es lo mismo cuidarte a ti misma o hacer la comida para una persona que para más. 
Ir al supermercado sin ella no es lo mismo, apenas me da tiempo a fijarme en los pequeños detalles ya que tengo en mi mente qué cosas tengo que comprar y cuáles me faltan. Y además tengo que ir corriendo a todos sitios porque no puedo dejarla sola mucho tiempo. 
El valor de una madre es incalculable, y a pesar de que eso ya lo sabía, me he dado mucha mas cuenta de ello estos días. 
Hoy es su cumpleaños. Esta mañana quise levantarme muy pronto para darle una sorpresa y prepararle una tarta, pero como es muy madre, a pesar de sus dolores se ha levantado cogiéndose de los barrotes de la cama y a las 8 de la mañana ya estaba cachurreando en la cocina haciendo unas lentejas. Como yo no se hacer comida de cuchara, hoy que se encontraba algo mejor ha decidido hacer ella la comida y cuando me he despertado ya lo tenía casi todo preparado, incluso hasta mi desayuno. 
Lógicamente he empezado a decirle que no debería haberlo hecho y bla bla bla... pero a pesar de mis reproches ella sonreía diciéndome: "pero hija, ¡no vamos a estar todos los días a base de verduras y carne! tendremos que comer un plato de cuchara ¿no?"
Y entonces pienso en todas las veces que ha querido enseñarme a hacer judías, lentejas, sopas... y nunca he tenido tiempo de aprender. 
Pues hoy, casualidades de la vida, me ha llamado mi cartero favorito. Tienes una entrega, me ha dicho. Cuando he bajado al buzón, he visto que eran unas fichas de pasteles que había pedido hace tiempo, las he abierto y había una tarta de chocolate y naranja que tenía una pinta buenísima. Así pues he ido a comprar y he cogido las cosas necesarias para hacer la tarta. 
Tras la comida y aprovechando que mi madre estaba viendo la novela esta tarde, me he puesto manos a la obra a batir claras a punto de nieve, deshacer chocolate y rallar naranjas. 
No es mi primera tarta ni mucho menos, sin embargo estoy acostumbrada a que sea mi madre la que maneje el horno puesto que yo no le pillo el punto, y cuando lo he puesto a 200 grados y el bizcocho se me ha empezado a rajar por los lados casi me pongo mala del disgusto. Pero como todo tiene solución en la vida, una capa de chocolate ha tenido a bien cubrir las rajitas y hacer que la decoración quede más o menos vistosa. Le he dibujado un corazoncito, y le he puesto algunas cosinas más. Cuando mi madre ha empezado a llamarme para que la ayudase a levantarse se ha olido que algo andaba haciendo y quería investigar, pero le he prohibido el paso a la cocina. 
Finalmente cuando he terminado de decorarla y emplatarla se la he llevado y un poco extrañada me ha mirado diciéndome: "¡pues te ha quedado bien! Aunque a ver cómo estará por dentro... Tráeme un cuchillo que vamos a hincarle el diente." Pero en lugar de eso he llevado una velita de esas que no se apagan, se la he encendido, le he cantado el cumpleaños feliz y ha soplado con todas sus fuerzas. Durante un momento la vela se ha apagado pero al rato volvía a encenderse y ella sonreía. 


Finalmente la hemos apagado y sin perder ni un segundo me ha dicho: "¡tráeme el cuchillo que tengo ganas de probarla!" Así pues dicho y hecho hemos abierto una buena brecha y para mi sorpresa mi madre me ha felicitado diciéndome que me había salido muy rica y esponjosa.


Así pues querida mami, siento no haberte podido regalar nada porque no he tenido tiempo con el ajetreo, pero te prometo que seguiré ayudándote a levantarte, te haré masajitos por la noche en tu espalda dolorida, iré a la compra sin rechistar, respiraré hondo cada vez que me llames para que te de el mando de la televisión, aprenderé a cocinar comidas de cuchara, y cada noche te ayudaré a meterte en la cama, te arroparé y te daré un besito deseándote que sueñes cosas bonitas. 

Mi consejo de hoy: Cuidad a vuestras madres cada día como ellas lo hicieron con nosotros cuando éramos pequeños. De verdad que es algo de lo que nunca os arrepentiréis. 

7 comentarios:

  1. Que bonitoooo!!!! Felicidades a tu madre.......again!!! Jijijijijiji

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  2. jajaja ya se lo he dicho Silvia! También te lo dedico a ti, como mami que eres, aunque los tuyos sean polluelos todavía... Besicos.

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  3. Jajajajajaja.....eres tan genialmente natural...que eres pa comerte exactamente igual que a la suculenta y apetecible tarta de chocolate que con tanto cariño y esmero,has elaborado y "creado",para esa madre tuya,a la desde aqui felicito por la estupenda hija,y maravillosa persona que nos ha regalado "al mundo"...muchos besos para ella...de nuevo Feliz Cumpleaños...y para TI..miles de guiños de admiración y cariño y chi-chinnnn....con miles de besos de mojito ¡¡
    Siempre tuya...
    Caracola,Bs.

    P.D.
    El cartero me gusta mucho,pero que mucho pa TI,princesa¡¡¡

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    1. Ay mi Caracola... muchas gracias de parte de mi madre, dice que eres mu simpática jejeje
      Lo del cartero hay que dejarlo repartiendo sus cartas...
      Mil gracias de nuevo por tu comentario, y por la parte que me toca. He intentado compensar estos días sin post´s. Muakis

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  4. ¡Muchas felicidades a tu súper mami

    Que detallito más bonito has tenido con ella haciéndole ese pastelito. Me encanta la decoración...con sus rodajitas de naranja en el borde y el corazoncito arriba.
    Tu madre tiene que estar muy orgullosa de tener una hija como tú.
    Todos deberíamos llevar a la práctica ese consejio que nos has dado.

    P.D: cuando hagas tu primer puchero quiero foto =P

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    1. ¡Ah! Se me olvidaba...si puedes haz foto también a tu cartero, que tanto hablar de él tengo intriga de saber cómo es =P

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    2. A mi pobre cartero le deben estar pitando los oídos de tanto hablar de él... será difícil echarle una foto, pero a mi próximo pucherete (como se nota que me lo dice una andaluza) si que le haré fotito. Pues ha quedado rica y es sin azúcar también, me voy esmerando poco a poco en la decoración para que no me regañes. Un besico grande.

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