martes, 19 de febrero de 2013

Sanidad Pública

En toda rutina siempre hay un día de hospital. Solemos ir de cuando en cuando al médico de familia a contarle nuestras penas, que nos extiendan la factura (también denominada receta) o a que nos manden un chequeo para ver cómo estamos.
Pero hoy no era uno de esos días, sino día de ir al edificio grande donde hay un montón de consultas y personal sanitario.
Mi madre lleva varios días aquejada de dolores lumbares, pero esta mañana me he despertado asustada al verla bastante mal. Rápidamente a vestirse, coger el coche y al hospital, teníamos cita con el médico de familia pero debido a esos dolores y que debían hacerle radiografías, he pensado que me ahorraba un viaje y le provocaba menos dolor a mi madre si la llevaba al hospital directamente.
Nada más aparcar el coche una persona ha venido con una silla de ruedas a recibirnos, he dejado los datos en recepción y nos han pasado a triaje. Han tomado nota de sus quejas y amablemente nos han invitado a esperar fuera hasta que nos llamasen. Durante la espera y a pesar de que no había demasiada gente a esas horas de un martes, las conversaciones que se oyen siempre giran en torno a lo mismo, dolores, operaciones y un sin fin de charlas que te animan enormemente. He tenido un momento en que he llegado a pensar que si me ponía en medio de la sala y cantaba el pollito pío igual la gente cambiaba sus temas.
Al poco nos han llamado, pasen a consulta 1 se oía por el megáfono. Y yo pilotando la silla de ruedas con mi madre en ella he intentado atravesar las puertas abriéndolas y cerrándolas yo misma.
Nos ha recibido un médico bastante serio con un bigote parecido al de Hitler. Ha hecho las preguntas de rigor y me ha ayudado a subir a mi madre a la cama, cuyo mando no funcionaba y no podían bajarla más. La exploración ha sido rutinaria, lo típico que te retuercen por todos sitios y justo donde más te duele es dónde más aprietan. Se ha sentado delante de su ordenador, y con dos dedos ha ido tecleando lo que suponía que podía ser. Le voy a hacer unas radiografías de la zona, a ver si confirmamos lo que me parece que es. Ahora la subirá el celador y Ud espere fuera.
Me he quedado con las pertenencias de mi madre y la he dejado en manos de un chaval vestido de verde y bastante guapo. Estaba yo en la sala de espera intentando pasar el rato cuando he visto que la traían de nuevo en la silla. Tocaba esperar de nuevo hasta que nos llevasen a consulta. Durante esa espera, una enfermera ha venido a levantar a mi madre de la silla de ruedas, porque parece ser que sólo quedaba una libre y la necesitaban por si acaso. ¿Perdón? ¿No ve que no se puede mover? Finalmente la ha dejado en la silla al ver que era cierto lo que yo le estaba contando. Una silla que por cierto estaba rota, pero bueno.
Tras unos minutos de nuevo el celador guapo ha venido a por nosotras para subirnos a consulta, y de nuevo a esperar otro ratito, esta vez mucho más corto. Cuando nos han llamado, he abierto la puerta y he intentado atravesarla con la silla de ruedas mientras apartaba la camilla, una silla giratoria con una maceta encima, la máquina de ecografías y las dos butacas que había delante de su mesa. Una enfermera y una doctora esperaban atentamente a que terminase mis maniobras para charlar con mi madre. Túmbese en la camilla por favor, ha ordenado la doctora. Y seguidamente su hija, osea yo misma, la ha levantado de la silla de ruedas haciendo acopio de todas sus fuerzas mientras ambas se dedicaban a observarnos. La he subido a la camilla y cuando no podía mas, la doctora se ha dignado a levantarse de su mesa para colocar la sabanita arrugada a los pies de la camilla donde estaba mi madre. ¿Qué le ocurre? Y de nuevo vuelta a relatar lo que ya tenía en el ordenador escrito y otra vez a explorar y toquetear por todas partes. Mientras tanto yo observaba su consulta, tenía una planta cuyas hojas atravesaban todos los posters de paisajes que estaban pegados a la pared. Al lado de su ordenador dibujos de niños, posiblemente pacientes o sus propios hijos y al fondo un montón de historias acumuladas, papeles y útiles varios de su especialidad.
Muévase hacia el lado izquierdo, oigo decir. Disculpe, mi madre no puede moverse, han de ayudarla, respondo. Pero no, ella no tiene por qué moverla, claro, es doctora, no es su trabajo. No se preocupe que ya me hago daño yo por Ud doctora, dice la voz en off de mi conciencia.
Pues esto es un lumbago parece... y se vuelve a sentar delante de su ordenador a teclear. De hecho no se por qué ha venido al hospital por esto, su médico de cabecera podría haberle diagnosticado. ¿Perdón? He vuelto a repetir incrédula.
Le voy a mandar unas inyecciones, parches, unas pastillas para el dolor, un relajante muscular... de lo cual sólo le doy receta de las pastillas porque el resto no entran, va a la farmacia y lo compra. Por lo demás, reposo, no haga esfuerzos y vaya a su médico, si en dos meses ve que no ha remitido el dolor vuelve, pero no por urgencias, que sea su médico quien le haga un volante para verla.
- Perdone, se me ocurre interrumpir, ¿las inyecciones se las puedo poner yo?
- ¿Es Ud enfermera?
- No pero yo se....
- Vamos a ver, es como si voy a pedirle que me saque una muela un banquero señorita... es intramuscular, y dudo que si no es enfermera sepa Ud hacerlo correctamente.
- Disculpe doctora, vuelvo a interrumpir ya con cara de pocos amigos, y de todas las pastillas que le está mandando...como le ha dicho mi madre, tiene tensión alta, ¿le pueden provocar alguna subida?
- Pues no creo, vamos, no lo se. Que se las tome y ya está si quiere mejorar.
Y en ese momento la enfermera que estaba allí sin mediar palabra, ha cogido una lista de números de teléfono y ha marcado uno de ellos. Al descolgar parece ser que el interlocutor al otro lado le ha contestado algo así como "Yo no tengo ni idea de lo que me hablas, yo soy el médico". Y al colgar le dice a la doctora: "lo que hay que oír, no se quién será, pero menudo estúpido, diciéndome que no sabía nada, que él era EL MÉDICO, como dándose importancia, hay qué ver que formas tiene la gente..." A lo que la doctora le ha contestado que tenía toda la razón, y a lo que yo he pensado: "le dijo la sartén al cazo".
Muy harta del espectáculo he cogido a mi madre de nuevo y he logrado salir de allí, el primer doctor muy atento, al vernos salir me ha pedido el informe y al leerlo me ha dicho que no estaba de acuerdo con el diagnóstico, pero me lo firmaba y que esperaba que se pusiera bien.
He cogido el coche y de nuevo vuelta al centro de salud, a consultar la medicación con el médico de familia. Me ha comentado que tenía que comprar las inyecciones y volver a que la enfermera le pusiera la primera. Entonces como he visto que ésta había salido, supuestamente a tomarse un café en su descanso, he ido a la farmacia, y quince minutos después estaba de vuelta. La enfermera, a la cual me había cruzado justo cuando iba a por las inyecciones regresando al hospital hablando por el móvil, seguía sin estar en su consulta. He preguntado pero nadie la había visto, he salido al pasillo y ahí tranquilamente la he visto pasearse de un lado a otro mientras hablaba. Con mala cara la he mirado y ella ha continuado su paso hacia la consulta al ver mi cabreo, eso si, sin parar de hablar, porque era de vital importancia comentar con quien estuviera hablando el tema de una tarta de chocolate que iban a comprar para la fiesta de cumpleaños de alguien.
Al ver la cara que tenía mi madre, le dice: Uy, qué le pasa... no tiene buena cara... ¿qué tengo que hacerle?
Con mucha paciencia, le he dado las inyecciones y he cogido a mi madre de la mano mientras le ponía una de ellas.
- Vuelva de nuevo mañana a estas horas y le pongo la siguiente, nos dice la enfermera.
- Perdone, le digo, me han dicho en el hospital que si mi madre está mal puede ir a casa a ponerle la inyección. ¿Puede hacerlo verdad?
- Es que su madre puede andar, eso sólo lo hacemos para los que están encamados.
- Verá, la he traído en coche, vengo del hospital, mi padre está trabajando y en fin... no le voy a explicar mi vida porque se que le da igual.
- La trae en coche, igual como hoy y le pongo la inyección y se la lleva, responde con tono hiriente.

Y así, sujetando a mi madre del brazo, hemos llegado hasta el coche, he abierto la puerta y la he subido sin apenas poder. He regresado a casa, la he dejado sentada, he ido a hacer la compra al súper y me he puesto a cocinar mientras le preparaba los medicamentos y leía las indicaciones a seguir.
Esta tarde mi madre me confesaba que mientras le hacían las radiografías, había cuatro enfermeras diciéndole como debía ponerse pero ninguna le ayudaba, y durante ese tiempo ellas aprovechaban para comentar temas tan variopintos como sus maridos, suegras respectivas o las goteras de la vecina del cuarto.

Sinceramente, y esperando que esto no siente mal a nadie, me parece muy bien la marea blanca, que defiendan sus derechos porque supuestamente son los de todos, pero ¿a mi quién me defiende de ellos?
Estoy muy disgustada si, también se que no todos son iguales, pero conozco por desgracia lo que son los hospitales y conozco a demasiada gente relacionada con este mundo, y sin meter a todos en el mismo saco, me parece estupendo que se defiendan sobre la privatización de la sanidad y todo lo que quieran decir, pero cuando en un trabajo como el suyo veo lo que por desgracia he tenido que sufrir hoy, sólo me queda deciros  que a pesar de todo lo que pago por tener una Seguridad Social digna, preferiría pagar un seguro privado para que al menos cuando tenga un problema, me traten como a una persona y no como un saco de patatas.

Mi consejo de hoy: no carguéis pesos, tomad frutas y verduras, una alimentación sana y equilibrada... y evitaréis males mayores.

5 comentarios:

  1. -Perdona???si le sienta mal a alguien lo q con tántísima sensatez,sinceridad y respeto cuentas,(y ademas en tu blog,tu espacio)pues que se meta en la taza,del water y tire d la cisterna, seguramente sea un mierda-empapelá...así que arreándo que es gerundido.
    -Gem,sabes que tienes,grandes dotes de escritora,y creo q jamas deberías perder,la frescura,ni la espontaneidad, que te caracterizan,pues se esfumaria,el encanto y el duende que posees,con esto solo quiero decir,que no hay nada mejor en ésta vida como tener criterio propio,y no ser lamaculos,de nadie...y mucho menos de tus fieles lectores,por temor a molestarlos,o perderlos,(si se van,puente de plata..)pese a quien pese,y a pesar,de que te vengan críticas adversas,por tus opiniones,y forma de ver,vivir,y contar la vida ( tambien deberas aceptarlas,pues te expones a ello,y de to se aprende)porfa..nunca caigas en maquillar tu verdad,ni usar el peloteo,por agradar a otros,es mas...creo que el "hacer,o que te hagan,la-cama" se debe rechazar de pleno... (a mi es que me da alergia el personal pelota)...creo que una cosa es admirar o alabar,a alguien por sus méritos,y otra muy distinta serle pelota.
    Así que por favor,te pediría, que no dejes nunca de ser TU,ni dejes de expresarte libremente y sin remilgos,pues precisamente,a los q te leemos y apreciamos,nos gustas por como eres y por ese puntito d descaro-educado,que posees.
    -Solo desearle a tu mami,una pronta,y satisfactoria recuperación y que le propines un par de besacos de esos mios,de "madraca a madraca".
    -Por último,diré,que para ser "doctores",1º,y ante todo,se deberia ser BUENA-GENTE(q los hay, y much@s)y por supuesto,VOCACIONAL,100%,
    pero claro,no existen carreras paralelas,que te lo enseñen,una pena.

    -Siempre tuya y con jarrita,en mano, recién preparada de besos de mojitos,para TI, por que me encanta,también, ese buen par de ovarios,que tiene tan bien colocáos,....que joía...;))))
    Caracola.

    ResponderEliminar
  2. -Se te iba a escapar a ti,"mañana por la mañana",echárle el ojo,al muchachito mas guapo del Hospital...!!!enseguía¡¡¡....jajaja,me parto contigo,q bonita,eres.<3<3<3

    ResponderEliminar
  3. Mi bonica Caracola, pues fíjate por donde este va a ser uno de los post menos comentados entre la gente, y es que decir las cosas que muchos piensan es complicado porque no se sabe cómo reaccionar. Me alegra enormemente que te guste lo que escribo, es así, tal cual lo veo y lo siento, no hay filtros, no hay mas.
    Mi madre te manda recuerdos, le gustan mucho tus comentarios. Y a ti agradecerte todo, porque eres estupenda. Besos con sabor a manzana, que ha sido mi postre de esta noche. Muak

    ResponderEliminar
  4. Desgraciadamente es el pan de cada día en la mayoría de los hospitales. Marea blanca? No defienden el derecho a una SS digna, sino el derecho a no perder su trabajo. durante años, la SS ha sido una barra libre de la que muchos abusamos. Recuerdo de pequeñita, 9-10 años, ir al centro de salud del pueblo con las tapas de las cajas de medicamento que me daba mi madre, con la orden: Ve al médico y que te recete esto. Lo recuerdo perfectamente, porque llegaba a aquella estancia de unos pocos metros cuadrados, invadida en su gran mayoría por personas mayores y tenía que preguntar: Quién es el último? Cosa que, llámame tonta, me daba un montón de vergüenza. Y con eso volvía para casa. Con todo lo que mi madre me encargara: tranquilizantes, analgésicos, antibióticos o lo que fuera. Por cierto, crees que algún médic@ o enfermer@ habrán comprado muchos productos o apósitos hospitalarios? Que va.....ni ellos ni sus familiares y/o amigos. Si tienen en el hospital de tó. Y ahora que? Ahora a tijeretazo límpio. Te quejas de como se han portado con tu madre? Hace casi 2 años, llamamos una ambulancia para mi suegra, (no es una mujer de ir por nada al médico), se moría de dolor en la pierna derecha. Una señora de 80 años entonces, que llevaba 9 postrada en una cama a causa de un ictus, con la parte derecha paralizada y desde hacía 6 meses con la cadera de ese mismo lado rota con imposibilidad de operación. Bien. Después de pasar la noche en urgencias la mandaron a casita sin un diagnóstico claro y en el coche particular. ¿En coche? (preguntó mi marido) ¿Pero si no puede moverse? -Su madre, en estes momentos no está grave. Así, como lo oyes, tócate los huevos. Si fuese la suya seguro que volvía en ambulancia, pero mi marido se las vió y deseó solo para lograr meterla en el turismo (gracias que aún es un coche amplio), y mi suegra, se vino los veintitantos kilómetros que nos separan del hospital, cagándose en el médico y en su puta madre a consecuencia del dolor que tuvo que aguantar.
    Desde luego quiero decir que hay gente maravillosa, y te atienden increiblemente bien. Me atrevo a decir que la mayoría. Pero estes cabrones que te encuentras de vez en cuando, que te miran como si no fueras tú el que les estás pagando, hacen que paguen justos por pecadores.

    ResponderEliminar
  5. No puedo estar más de acuerdo, he convivido durante unos cuantos años con un médico, y qué me vas a contar. Medicinas a mano, hasta útiles para limpiar el coche, en fin. Y luego a su familia que no le pasara nada, que tienen preferencia por encima de todos. Sólo con decir soy familia de tal...tienes las puertas abiertas. El resto somos simple mortales. Asi que muy bueno tu comentario Sonia, nada que alegar, aunque suscribo como tú lo de gente maravillosa, pero lo que hay es lo que hay. Mejor dejarlo así. Un beso

    ResponderEliminar