martes, 23 de julio de 2013

Quedadas Madrileñas

Hubo un año de mi vida, cuando contaba 18 añitos recién cumplidos que me fui a vivir a la capital, empecé a estudiar una carrera que no terminó gustándome y al final dejé, pero en los pocos meses que estuve los aproveché y viví intensamente, y es que otra cosa no, pero me encanta conocer gente y hablar con todo el mundo. Hice tres amigas, de hecho fui yo la que las escogí y formé el grupo, el cual con el paso de los años aun persiste y para el poco tiempo que estuve y que apenas voy por la capital es de agradecer que tengamos ese contacto. Podría contaros mil anécdotas de ese año que viví allí sin embargo voy a contaros solo mi día de hoy. El quedar ha sido porque una de ellas se va a vivir unos cuantos meses al extranjero, cansada de no encontrar trabajo ha decidido salir, aprender inglés y mientras tanto trabajar como au pair. La verdad es que me parece un poco duro sacarte una carrera larga y costosa para acabar en Inglaterra cuidando niños, de hecho creo que yo no serviría para hacerlo. Vale que no tengo demasiado instinto maternal, pero es que sinceramente tampoco creo que se aprenda demasiado, de hecho yo les he dicho que molaría mas irse a cuidar "niños" de a partir de 16, mas que nada para que te saquen de fiesta y así aprender bien el idioma y cosas útiles, porque...¿qué puedes aprender con niños cuya edad máxima son 5 años?
Mi día ha comenzado terminando unas tareas pendientes a primera hora y pillando el bus a las 12:30 para ir a comer con mis amigas.
Ya en el bus de ida me ha sucedido algo muy curioso, nada mas subir veo que había unos chicos un tanto llamativos, llevaban todos la misma camisa y al mirar mi número de asiento veo que me toca justamente detrás de ellos. Iban cantando todo tipo de canciones inventadas y tocando varios temas de conversación.


Como a mi me encanta poner la oreja he estado cotilleando mientras hacía como que jugueteaba con el móvil y he llegado a aprenderme dos nombres (eran cinco), que tenían unos 20 años y que se iban con ryanair de viaje puesto que han nombrado varias veces el aeropuerto. Uno de ellos, el más gordito y un tanto pelocho, que era muy simpático, decía que le gustaba mucho la serie futurama y también ha comentado el anuncio del espetec de casa tarradellas en el que van comiéndose poco a poco la barrita y él decía que cuando en su casa lo compran no queda ni la cuerdecita el primer día.
Me he reído mucho cuando uno le ha preguntado: ¿Cuál es tu comida favorita? Y él muy rápido y sin dudar respondía: la lasaña. Y siguen preguntando: ¿Y tu sueño? Mi sueño... ¡¡comerme la mejor lasaña del mundo!!
La verdad es que me intrigaba tanto el dónde iban con esas pintas que cuando el que estaba justo enfrente de mi asiento se ha quedado solo le he atacado y le he tenido que preguntar: oye, ¿dónde vais de fiesta tan guapos?
Él muy simpático me ha contado que se iban a Malta de vacaciones, la idea de las camisas surgió pues como surgen todas estas chorradas, la primera foto que hagamos en Malta todos con la misma camisa y así...

Cuando han bajado del bus iban tan contentos que por un momento me han dado ganas de seguirles e irme en el avión con ellos. Pero debía ver a mis amigas que hacía demasiado tiempo que no las había visto.
Nos hemos reunido todas para comer y ahí sentadas en una terraza cerca de Juan Bravo nos hemos tomado unas cervezas, con una buena sartén de huevos rotos con jamón y un surtido variado de tapas.
Después mis amigas me han hecho un regalo, un bolso color verde (mi color favorito) bastante chulo. Yo la verdad es que no soy mucho de bolsos, soy mas de mis vaqueros, deportivas y hasta una mochila si me apuras, pero es cierto que con los años te vas refinando porque parece que no está bien visto, asi que hoy me fui a verlas con mis tacones, mi camiseta de escotazo y mis vaqueros eso si.
Porque ellas no sabían lo del bolso de payaso que vi en la boda, pero de habérselo comentado seguro que me lo hubieran regalado.
Tras la comida hemos ido a visitar el piso de una de ellas, lo hemos estrenado con un tinto de verano y unas patatas fritas, asi que ha quedado inaugurado pese a estar sin muebles.
A la vuelta, yo pretendía cogerme el bus de las 8, pero no me ha dado tiempo asi que corriendo por medio Madrid y llegando asfixiada a la estación he logrado coger el de las 9 faltando dos minutos para que saliera.
Como ya estaba todo el mundo dentro yo iba mirando el número de mi asiento cuando de repente una cresta me ha llamado la atención. Había un chaval jovencito en cuya cabeza tenía tal cresta que no he podido dejar de mirarla. Además al verme un poco despistada ha sido él el que me ha indicado dónde estaban los números de los asientos. Y precisamente tenía el que estaba a su lado.
Durante buena parte del trayecto yo iba mirándole de reojo y hablando con mis amigas por el móvil, intentaba hacerle una foto a la cabeza sin que se diera cuenta pero al estar tan cerca de mi me era casi imposible. Entonces de repente el chico se ha girado hacia mi y me dice:
- Perdona, ¿Tienes hora?
- Si, las diez menos cuarto. Oye... esta cresta ¿debe ser complicado mantenerla asi verdad?
- Pues la tenía mas larga, me la he cortado bastante, pero si, tardo bastante en conseguir que se quede así.
- Es que antes las veía mas, cuando las puso de moda Cristiano Ronaldo y tal, pero ahora ya veo pocas...
- Bueno, por Madrid si que ves mas.
- Ya claro, es que en Madrid te encuentras de todo... osea, mucha variedad de gente.
- Si ya... oye, ¿tú eres de Talavera? No te he visto nunca por allí.
- Bueno, llevo ya mas de 15 años viviendo asi que podría decirse que ya soy talaverana prácticamente. Pero no es raro que no me conozcas, no podemos conocer a todo el mundo ¿no?

El chico muy entretenido con mi conversación la ha seguido sin problemas, hemos hablado de todo un poco, me ha contado que llevaba 3 años viviendo cerca de mi barrio, que tenía un hermano con 17 años que había tenido un hijo, él contaba 18 y hasta me ha dicho en qué autoescuela se estaba sacando el carnet de conducir. También me ha dicho que llevaba unos meses trabajando en Madrid como camarero, y que tenía un horario un poco malo ya que tenía que volver muy tarde. Por curiosidad le he preguntado si estando sirviendo mesas también llevaba la cresta, de la cual se vanagloriaba como si fuera algo muy importante en su vida, pero me ha dicho que no, mas que nada porque según él la gente podría pensar que era un "pintas" y claro, no queda bien. Me decía que cuando le ven así poca gente se para a hablar con él, y yo toda muy decidida le digo: pues a mi es que me encanta hablar con todo el mundo la verdad, asi que no miro si tienes cresta o no...aunque la verdad es que la tuya me ha gustado un montón. ¿Podría hacerle una foto?
El chico muy sonriente y orgulloso me dice: ¡por supuesto! Y he aquí la foto:


Le he dicho, no te preocupes que no te saco la cara, asi que muy decidida yo le he hecho la foto y se la he enseñado. Él un poco cabizbajo la ha mirado y dice: es que hoy con las prisas de coger el bus no me la he peinado muy bien, los fines de semana la llevo mejor... Total, que hasta me ha dicho por qué lugares sale los fines de semana. No descarto encontrármelo en algún sitio.
Hemos hablado de bastantes cosas mas, y es que en 45 minutos sin parar da tiempo a mucho sobre todo cuando se trata de dos personas de mundos tan opuestos y totalmente desconocidas.
Pero al bajar del autobús, le he sonreído diciéndole: bueno, pues a partir de ahora si te veo te recordaré. Y con una sonrisa me he despedido de ese chavalito tan majete.
Él posiblemente habría pensado de mi que era una pija, con ese bolso, los tacones, mi camisa y mis gafas de sol de marca... yo de él que era un "gitanillo" un tanto maleante que vete a saber qué cosas venía de hacer de la capital. Pero cuando hablas con las personas, te das cuenta de que la imagen no lo es todo, y eso es lo bonito siempre.
Podríamos haber pasado una hora y media mirándonos y pensando en lo que no somos pero nuestros ojos nos muestran y sin embargo hemos pasado tres cuartos de hora conversando de forma muy amena, y se que él lo ha agradecido, ya que cuando coge ese bus cada día para volver del trabajo y la gente decide sentarse en otro sitio o girar la cabeza, en el fondo lo ves pero tan sólo tratas de no pensar en ello.
Hoy ambos hemos tenido un viaje de vuelta diferente, y me ha gustado mucho. Porque si, me encanta hablar con todo el mundo, porque como le he contado al chico: tan solo una vez he vivido durante tres meses yo sola, y te aseguro que hablaba con las paredes al llegar a casa y salía a la calle a conversar con los vecinos sin conocerlos de nada.

El contacto humano es tan importante que realmente no nos damos cuenta hasta que llega el día que estamos solos y no tenemos nadie a quien contar todo esto...

3 comentarios:

  1. Lo que dan de sí los autobuses...jolin!!!

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  2. Oye!! Que de niños menores de cinco años puedes aprender mucho, eh?? Puedes aprender que no les importa el color de la piel, ni si las gafas son de marca o no. Puedes aprender que les da igual la ropa que lleves o el calzado. Ellos van al parque tan contentos y hacen amigos de inmediato. Sin remilgos. Sin prejuzgar. Y, por encima de todo, sin maldad. Encima, aprendiendo a hablar inglés con ellos perfectamente. La novia de un sobrino mío estuvo de au pair y, se volvió, porque tenía aquí a su novio. El año pasado se marchó mi sobrina y, al contrario que la otra, se echó novio allí. Ya no quiere volver. Sus jefes son ahora su otra familia. Actualmente está con ellos de vacaciones y, sólo el tiempo dirá si vuelve o no. Está contenta. Pero teniendo el título de azafata y estando a punto de acabar económicas, no creo que sea la mejor de las elecciones. A no ser que la haga feliz. Que no es poco. Kiss.

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