miércoles, 16 de julio de 2014

Disparos

Llevo unos días un tanto extraña. La semana pasada tuvo lugar un acontecimiento que me sobrecogió bastante. Una mañana me desperté tarde y rápidamente me vestí para empezar a hacer cosas cuando al asomarme a la ventana veo un cordón policial que rodeaba mi calle, el tráfico estaba cortado y la policía rodeaba a varias personas de los establecimientos de alrededor haciéndoles preguntas.
No sabía qué había pasado pero algo gordo estaba sucediendo. Nadie se movía, no había nadie en la calle. Encendí la televisión y saltó la noticia. Una chica de 25 años había recibido un disparo y otra mujer había salido herida mientras que el que provocó tal hecho huyó.
Me costaba mucho creer que todo eso estuviera sucediendo a escasos metros de mi y no me hubiera enterado de nada.
A lo largo del día se fueron dando distintas versiones de los hechos, incluso a la víctima la cambiaron de nombre en dos ocasiones. Todo era extraño y nadie podía comprenderlo.
Sin embargo lo único que se me pasaba por la cabeza era que esa chica podría haber sido yo. Ella pasaba por allí de casualidad y de repente una bala le dio en la sien y se desplomó sin más. Acudieron a ver lo que pasaba los que estaban desayunando en el bar de enfrente, pero no pudieron hacer nada.
Yo ese día tenía que salir pero sin embargo me dormí y lo siguiente que supe fue lo que vi por televisión y todo lo que a posteriori escuché en la calle.

A lo largo del día varios medios de comunicación vinieron y estuvieron dando tan tremenda noticia justo en el portal donde había ocurrido y con el disparo reflejado en el cristal que aún no se había cambiado.


Las personas se paraban a hacer fotos y a cuchichear sobre los motivos de tal acontecimiento. Todo era un secreto y a la vez un cotilleo en boca de todos.

Decidí tomarme unos días de vacaciones y me alejé. Por un momento todo me superaba, ya no sólo esto que había pasado sino lo que en mi vida estaba teniendo lugar.
Y es cuando te alejas cuando de repente te das cuenta que tus miedos quizás no son tantos si lo único que haces es echar de menos.

Han sido días de reflexión, de pensamientos profundos y de analizarme a mi misma. Me he dado unos baños al atardecer yo sola en la piscina y he recordado momentos que ya creía olvidados.
Pero ya no vi tristeza en mis ojos, sino renovación. De repente me di cuenta que quizás va siendo hora de que cambie y haga algo que de verdad me apetece.
Yo que siempre me quejo de mi mala suerte vi una luz al final del túnel, una luz de muchos colores llena de motivos por los que sonreír y comenzar de nuevo.
¿Y si esa chica hubiera sido yo? ¿Por qué tener miedo de empezar algo que lo único que te produce es ilusión?
Siempre hablamos de miedos, pero es cierto que no podemos ir por la calle pensando en lo que pasará. Recuerdo que el día del disparo y cuando aún no habían detenido al culpable, no paraba de mirar hacia todas partes cuando iba por la calle. Cada movimiento me parecía sospechoso y tenía un ligero temblor de piernas que nunca antes había percibido.

Entonces me di cuenta que si este hecho tan grave no preocupó lo más mínimo a esas personas a las que un día importé tanto, ya era hora de pasar página. Cosa que debí hacer hace mucho tiempo ya, pero que fui negándome a mi misma y poniendo excusas. Quizás por no haber encontrado a nadie afín o quizás solo por mi, porque necesitaba de esta soledad.

Ahora tras visualizar la cuasi felicidad por un instante entre mis dedos me he dado cuenta que quiero atraparla, que quiero hacerla mía pese a equivocarme, que nadie es perfecto ni hay un príncipe azul ni una rana a la que besar, pero que ahí fuera hay personas que merecen la pena y que ojalá...

Ojalá alguna de esas personas seas TÚ.

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