martes, 1 de julio de 2014

Sales

Hoy 1 de julio ha sido el primer día de rebajas. Algunos establecimientos las adelantan unos días para evitar el apelotonamiento de gente a primeros de mes, sin embargo me sigue pareciendo emocionante a  la vez que cutre ver como las personas se ponen en las puertas de los centros comerciales desde bien temprano sólo para salir en la foto de los periódicos o en la televisión. Porque aunque parezca que no, eso sigue pasando.

Yo he ido por la tarde, casi a última hora. Y me he asombrado de lo revuelto que estaba todo. Había bastantes chicas jovencitas en los probadores con un montón de ropa en cada brazo. Yo llevaba una camisa blanca que quería comprarme y nada más.
A través de las cortinillas he podido observar cómo una de esas chicas tras probarse varios vestidos, sacaba de su bolso un peine diminuto y un espejito para atusarse el moño. ¡Qué nivel!
Claro, luego estoy yo que cada vez que me meto en un probador salgo con unos pelos de loca que no son normales porque siempre se me suelen enganchar las etiquetas en el sujetador y tengo que hacer contorsionismo para sacarme la camiseta.

Cuando tenía la camisa puesta me he dado cuenta de que el cuello estaba casi marrón y tenía manchas de pintalabios rojo. ¡Genial!


Me encanta que las mujeres dejen sus rastros en todos los artículos que luego no compran. Total que he ido a buscar otra de la misma talla pero no quedaban, porque el primer día de rebajas parece que se agota todo, sin embargo y lo que es verdaderamente curioso, es que haya todas las tallas de aquellas prendas que no están rebajadas y aparecen como que son de nueva temporada pero yo ya me las compré hace un mes.
Cuando salía de la tienda me he fijado en un par de maniquís, en sus camisetas llevaban escrito "Sales" haciendo alusión a las rebajas pero escrito en inglés, y he sonreído porque yo lo he leído en versión española, "sales y no vuelves".
Y yo he salido de la tienda con las manos vacías pero los bolsillos llenos, puesto que no me he gastado dinero, y he pasado a una zapatería.
En rebajas siempre me suele pasar lo mismo cuando voy a buscar zapatos. Nunca hay mi número. Que yo entiendo que no es un número muy asequible pero me da rabia cuando me dicen que no hay porque sólo piden un par ya que no lo suele usar mucha gente. A ver, que tengo un 41 no os vayáis a pensar que soy un big foot, pero bueno.
Mientras estaba mirando modelos había una chica de unos 19 años que se estaba probando unos zapatos con un tacón que hacía falta un andamio para subirse en ellos. Ella no estaba muy convencida puesto que los quería para una boda, pero el dependiente no paraba de insistir en que le quedaban perfectos pese a que ella apenas podía andar.
El chaval, muy guapo por cierto, no hacía otra cosa que decirle a la muchacha que se acostumbraría e incluso le estaba poniendo unas plantillas de silicona para que le quedasen mejor.
Entonces ha sido cuando el chico le ha dicho: si te los compras yo voy contigo de acompañante a la boda.
A ver, si yo soy la chica, me compro la tienda entera, pero antes le hago firmar un papel al dependiente asegurando que va a ir conmigo porque luego te creas expectativas para nada.

Yo he salido de la zapatería sin nada y cuando iba por la calle me daba un poco de envidia ver cómo la gente llevaba mogollón de bolsas en las manos y yo ninguna. Mi madre decía que algunas de las prendas que me había probado estaban mal hechas, yo pensaba que la que estoy mal fabricada soy yo, pero bueno.

De camino a casa me he topado con un cartel en una farola. No me hubiera llamado la atención de no ser por un detalle. Se buscaba compañero de piso, las condiciones eran muy buenas y la habitación era relativamente barata contando con las prestaciones que se ofrecía en el anuncio. Lo llamativo ha sido cuando he leído que dicho compañero de piso debía ser hombre. Cosa que resaltaban en negrita y en grande. Al leer abajo del todo he visto que había tres números de contacto, supuestamente del resto de personas que vivían en el piso y los tres números eran de chicas.
Entonces un montón de ideas se me han pasado por la cabeza, desde que querían un chico para que les diera mambo a todas hasta pensar que igual lo querían para que mediara entre ellas. Me gustaría saber el porqué de esa elección.
Y así, con las manos vacías y los pensamientos llenos de ideas fantasiosas he vuelto a casa. Quizás vuelva a las "Sales" en agosto, o a mediados de julio cuando necesite algo de la siguiente temporada.

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