viernes, 1 de noviembre de 2013

Día de Todos los Santos

Los cementerios son lugares inquietantes. Bien es cierto que no es lo mismo ir cuando anochece y ves sombras por todos los rincones que ir cuando aún está el sol fuera.
Hoy aproveché para ir cuando el sol ya caía, no porque quisiera encontrarme con algún alma sino porque al ser fiesta me levanté tarde y no pude ir antes. Lo primero que te llama la atención cuando vas al cementerio de Talavera es que está realmente cerca de la universidad, de hecho cuando estudiaba allí recuerdo que en época de examenes y a modo de broma entre los amigos comentábamos que la universidad se había construido cerca del cementerio para una vez acabada la carrera nos llevasen allí directamente.
Esta tarde a la entrada un olor a castañas asadas nos daba la bienvenida, un tenderete de higos, nueces y castañas me sorprendía.


Se me ha hecho un poco raro ver a la gente comprar higos y nueces y mas aun verlos comer mientras estaban delante de las tumbas. Me ha dado por pensar que también podrían haberse puesto a comer pipas y a contar chistes.
Lo cierto es que no deja de ser un lugar donde predomina el respeto. Hay personas que se visten de fiesta para ir a llevar las flores y visitar las tumbas, otras sin embargo se ponen el chándal de domingo y como si fuesen de paseo mientras comentan la jornada futbolística.
Hoy no reparé en nada en concreto, no fui buscando nada que me pareciese extraño. Los cementerios grandes es lo que tienen, que te diriges hacia la tumba donde se encuentran tus familiares y lo único que ves es lo que te encuentras por el camino.


Y en ese camino hubo algo que me llamó la atención, la disposición de algunas lápidas, no todas en el mismo sentido sino que había algunas tan sumamente apretadas que no sabía muy bien cómo habrían puesto los familiares las flores. También me percaté de que algunas estaban situadas al revés que el resto, mientras todas miraban hacia un lugar determinado, en esa misma fila una se encontraba mirando para el contrario. Por curiosidad he leído qué ponía en una intentando vislumbrar algún secreto del porqué se encontraba así, pero no he visto nada raro. Y entonces en una de ellas he visto una especie de librito escrito en francés.


"Si la vie n'est qu'un passage, sur ce passage au moins semons des fleurs" En ese momento no sabía qué significaba puesto que no se demasiado francés, pero al llegar a casa he leído la traducción "Si la vida es un paso en este pasaje, por lo menos sembrar flores". Y me ha parecido una frase preciosa por todo lo que significaba y cómo unía la vida con la muerte o al menos las asociaba.
Por el camino a la lápida de mis abuelos he reparado en las tumbas más antiguas, aquellas que ya no tenían flores, estaban rotas y permanecían encerradas entre barrotes de hierro a modo de cárceles.


No se muy bien de qué año eran pero si que en mi mente he pensado el porqué antes les ponían esas rejas adornadas rodeando los ladrillos y sin embargo ahora unos grandes bloques de mármol los habían sustituido. ¿Quizás temiesen que esas almas fuesen a escapar? Quien sabe...

En los contenedores había flores marchitas y flores de plástico que no marchitan nunca, flores que posiblemente esta misma mañana habían sido retiradas para dar paso a otras nuevas. Y entonces he tenido una idea. ¿Por qué no coger esas flores que nadie quería para ponerlas en aquellas lápidas que nadie iba a visitar? No creo que nadie se molestase por tal hecho y así lo hice. Cogí un ramo semi nuevo de flores blancas y en cada tumba vacía que me encontraba por el camino fui dejando una rosa de plástico y mis mejores deseos, allá donde cada cual estuviese.
Por un momento me he sentido una especie de Robin Hood del cementerio puesto que esas flores probablemente eran de las tumbas mas acaudaladas y ahora era yo la que pasaba a depositarlas en las más pobres.
También están los mausoleos y panteones, grandes tumbas de grandes personajes que han gastado enormes fortunas. Uno de los panteones mas llamativos en todo el cementerio es el de un gitanillo. En la tumba aparece un chico junto a un perro. Tiene tantísimas flores que es difícil de leer las inscripciones y muy complicado colarse puesto que cuando se junta todo el clan para rezar, no hay quien atraviese ese panteón.
Últimamente he leído en el periódico que se va a crear un cementerio nuevo, porque ya no hay huecos suficientes, pese a tener nichos libres, que quieren hacerlo al estilo americano para no dañar tanto el paisaje, es decir, enterrando las tumbas bajo el césped. No se si los oriundos podrían acostumbrarse a eso, pero seguramente serán las nuevas generaciones quienes lo utilicen de llevarse a cabo.
Hoy mismo escuché en la televisión que últimamente los casos de donar el cuerpo a la ciencia se están viendo aumentados, ya que los costes tanto del entierro como de la incineración suelen ser demasiados altos para algunas familias y no pueden asumirlos. Se me hace extraño pensar en este tipo de cosas que parece que nunca nos van a llegar.

Y lo que mas recuerdo de este día son los olores. Os parecerá curioso pero pese a estar todo inundado de flores no me olía a primavera. Cada pasillo lleno de lápidas me recordaba a un olor diferente, en uno mi nariz me decía que olía a palomitas, en otro a humedad de casa vieja de pueblo, en los mas cercanos a la salida era inevitable el oler a castañas asadas, incluso a gominolas en aquellos donde había niños... pero no olía a flores. Me inquietaba ese hecho, cómo un lugar lleno de todo tipo de flores no era capaz de sugerirme ningún olor en concreto, quizás era por el cúmulo de ellas o simplemente porque las flores que no se abren en primavera no huelen igual.
Y el inevitable olor de los cipreses, que rodean las paredes y las puertas de entrada y salida. Estos árboles que están presentes en nuestros cementerios se consideran un símbolo de la unión entre el cielo y la tierra.
Al ciprés se le denomina "árbol de la vida" porque dura mucho tiempo y en los duros inviernos su verdor siempre resplandece ya que no pierde sus hojas. Por este motivo los cipreses representan la esperanza de la vida mas allá de la muerte. Aunque hay numerosas leyendas sobre estos árboles.

Al salir del cementerio un coche fúnebre hacía su entrada, con todos los familiares detrás tapados con pañuelos y gafas de sol que ya no hacían falta. Sus llantos se mezclaban entre las risas de los que allí habíamos acudido a venerar a nuestros fallecidos muchos años atrás. Debe ser curioso ser enterrado el mismo día que el cementerio está lleno, nunca un muerto ha debido de tener tantos espectadores.


Y así, sin más, la vida sigue, mientras unos mueren y otros siguen viviendo.




2 comentarios:

  1. Fantástica visión del cementerio de tu zona. Personalmente me gustan mucho los cementerios que no conozco, será que en los de los pueblos puedes ver el nivel de vida de las personas que viven allí. Lo que no me gusta es ir en un determinado día: parece que sólo te acuerdas de las personas queridas un solo día. Prefiero ir un día que esté semi-vacío, ya que así hablo con la persona querida y nadie me molesta. ;-)

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    1. Que inquietante eso que dices de que te gusta ir a los cementerios porque puedes ver el nivel de vida de las personas que viven alli... curioso.
      Pues muchas gracias por el comentario, en lo que estoy de acuerdo es en lo de que vamos todos el mismo día, pero al final es que siempre pasa lo mismo, que lo dejas lo dejas...

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