Empezar un viaje llegando al autobús con 5 minutos de antelación no es que presagie nada malo, pero esto de pillar los medios de transporte por los pelos siempre ha sido algo muy propio de mi.
Lo primero de todo era llegar a Madrid, teníamos que coger un autobús para ir hasta Atocha a coger el AVE, y aunque por los pelos conseguimos llegar y subir a nuestros asientos a la hora prevista.
Durante el trayecto los típicos comentarios y nervios sobre el viaje. Yo había ido varias veces a las fallas, pero los amigos que me acompañaban no, y eso suponía una gran responsabilidad pues debía de hacer de guía turístico sin saber muy bien cómo puesto que Valencia en fallas se convierte en una ciudad sin ley donde cada cual hace lo que le viene en gana. La gente no para de tirar petardos a todas horas delante de tus narices, cortan las calles puesto que hay una falla en cada una de ellas, música hasta altas horas de la madrugada y un no parar.
Estábamos comentando esas cosas cuando de repente miro al suelo y en mis pies veo una chocolatina llamada "Ambrosía". Un detalle curioso que nos llamó la atención. Parecía no ser de nadie, simplemente había aparecido ahí. Sin pensarlo mucho la cogí sin saber qué hacer con ella.
Llegamos a Madrid, parecía que todo iba bien. Cogemos el cercanías hasta Atocha y después una vez allí nos dirigimos hasta la zona del escaner de maletas. Todo bien hasta que al coger la maleta mi amiga la agarra del asa y ésta se parte quedando las dos barras solas. No pudimos reírnos mas, puesto que correr por la estación empujando una maleta queda bastante gracioso. La pobre no paraba de decir que necesitaba comprarse una y que no podía ir así...
El viaje bastante bien, viajar en AVE siempre es un lujo puesto que cuando te quieres dar cuenta ya has llegado y no te da tiempo ni a ver la película que te ponen en la televisión.
Al llegar nos estaban esperando para recogernos. Un "forfi" matrícula de Valencia, cinco personas y tres maletas. No se cómo me las apaño para acabar llevando siempre una maleta llena de cosas que al final no te pones, pero claro, empiezas a juntar los por si acasos y al final pasa lo que pasa, que acabo de copiloto con la maleta entre las piernas y haciendo de contorsionista hasta llegar a nuestro destino.
Nos acogieron de forma estupenda, nos invitaron a cenar y estuvimos viendo las primeras fallas. Empezamos a hacer planes para los días restantes sin saber muy bien cómo nos iban a salir.
Finalmente terminamos la noche acomodándonos, abriendo maletas, sacando pijamas y con sentimientos encontrados en cada parte de mi cabeza. Por los recuerdos vividos y por estar tan cerca y a la vez tan lejos de algo que no puedes evitar echar de menos.
Al día siguiente fue un pateo a lo grande. Recorrido por las fallas principales de Valencia. Desde muy temprano nos recorrimos la ciudad, andando, en metro y en taxi fuimos visitando las principales fallas. Nuestra primera parada fue una cafetería. Tenía que visitar a una persona que me habían recomendado encarecidamente. Llevo hablando con ella un tiempo por las redes sociales, compartiendo gustos culinarios y anécdotas divertidas. Además que es gracioso conocer a alguien que te dice que le gusta tu forma de escribir y cómo cuentas las cosas. Cogimos un taxi hasta la Cafetería "el café de Camilo" y allí estaba Nancy para recibirnos. Poner cara a una persona con la que llevas hablando un tiempo es muy bonito. Una persona amable, cariñosa y que decía estar nerviosa por el hecho de conocerme. La primera impresión no pudo ser mejor, pese a que la pobre estaba bastante ocupada sirviendo cafés. Un lugar pequeñito pero muy familiar, me fijé en que la mayoría de los que allí iban la llamaban por su nombre y ella con su sonrisa atendía a todo el mundo, sirviendo el café, vendiéndolo y deseando buenos días siempre. Pese a no poder explayarnos demasiado, nos hicimos las fotos de rigor (que guardaré para mi) y nos fuimos de alli con las pilas cargadas para ir a visitar las fallas.
La primera que vimos la de Nou Campanar, siempre una de las grandes desde que plantó su primera falla en 2003 y que ha obtenido siete primeros premios. El lema de este año era "Castillo de naipes".
Curiosamente esta falla me evocaba muchos recuerdos y me llamó la atención el hecho de que fuera un castillo de naipes.
Mi amiga durante todo el viaje no paraba de decirme que todo tiene un porqué, incluso el que se le hubiera roto la maleta. Y al ver la falla imaginé que sobre esos naipes estaba mi propia vida, todos los acontecimientos que había vivido en esa ciudad y que ya solo quedaban en el recuerdo. Era sábado por la mañana y no podía evitar pensar que quizás entre la gente pudiera encontrar alguna cara conocida. ¿Cuál sería mi reacción si eso pasaba? Traté de quitarme los miedos y de disfrutar de mis amigos, tras ver la falla nuestra primera parada:
Unos chatejos de vino para sofocar el calor que hacía a esas horas y olvidar recuerdos que te ocupan la mente mas de lo debido.
En la falla infantil de Nou Campanar, pudimos ver a la fallera mayor, con su precioso traje y "ensaimadas" incluídas en su peinado.
Estando tan cerca de un sitio muy querido por mi, decidimos cambiar de planes y romper con los esquemas. Asi pues nos fuimos a comer cerca de otra falla importante y que estaba por la zona.
L´Antiga de Campanar creada en 1971 siempre tiene elementos interesantes, este año trataba del fuego y que no debemos jugar con él.
Lo malo de las fallas es que cada figura tiene una explicación escrita en un cartelito que la acompaña, pero éste está escrito en valenciano y hay veces que resultan un poco incomprensibles. Y eso que mas o menos lo entiendo, pero sinceramente pienso que una fiesta tan turística debería pensar mas en la gente de fuera.
Comimos muy cerca de la falla, en un bar donde lo primero que te encuentras a la entrada es esto:
Lógicamente dada la simpática cartelística tuvimos que entrar. Nos deleitamos con unos buenos platos de paella refrescando nuestro gaznate con cervecita fría. Como curiosidad otra foto de un elemento gracioso del sitio:
Y sin esperar a reposar, otra vez de camino a la siguiente falla "Entre el sol y la luna". Ésta sin ser una de las denominadas grandes, la verdad es que me impresionó bastante y me gustó la temática y los colores.
Estaba muy cerca de la falla del Ayuntamiento y es fácil de ver dada su magnitud. Otro detalle que me hace gracia es ver que en cada falla siempre aparece el cuerpo exuberante de alguna mujer con los pechotes o bien descubiertos o tapados con pequeños trozos de tela. El detalle de esta falla os lo pongo a continuación, porque me hizo mucha gracia:
Y seguimos nuestro recorrido hacia pleno centro de Valencia, la falla del Ayuntamiento nos esperaba. El cielo estaba nublado y parecía que iba a llover en cualquier momento, pero al final salió el sol, aunque no dejó de hacer frío en todo el día.
La falla del Ayuntamiento, este año con el lema "La millor del món" y con un presupuesto cercano a los 200.000€ nos explicaba que esta fiesta está considerada como la mejor del mundo. Este año las fallas presentan candidatura a patrimonio inmaterial de la humanidad de la UNESCO y por eso han dedicado la falla a lo más típico de Valencia.
Toda falla parte de un boceto que a posteriori se empieza a construir hasta poco a poco convertirse en lo que finalmente llega a ser. Fijaos:
Poco después el sueño de ese dibujante llega a hacerse material:
Los críticos falleros opinan que esta falla no suele ser una de las mejores, pero la verdad es que cuando vienes de fuera todas, incluso las de barrio, te parecen grandes.
A continuación vimos la que se ha llevado este año el primer premio, la falla Convento de Jerusalén. Una falla con más de cien años de historia, y que con el lema "Qui paga, mana", hacía alusión sobre el poder del dinero y lo que nos cambia la personalidad cuando lo poseemos.
Un par de detalles de esta falla que me gustaron mucho:
El parecido de los perros con sus dueños...en dos palabras: im-presionante. Y el segundo detallito:
El guepardo comiéndose al mono de "Bakkia". Hace años, cuando vi las fallas por primera vez me fijé que las marcas aparecían con otro nombre. Por inercia lees Bankia, pero realmente no es lo que pone y eso es debido, según me contaron, a que no podía satirizarse el nombre de algo público y reconocido, asi pues cambian una letra y poca gente se percata de este hecho.
Continuamos hacia otra de las grandes, la de la Plaza del Pilar. Una falla a la que es complicado acceder dadas las dimensiones de la falla y las estrecheces de la plaza en sí. El lema era "Fauna ibérica", y mostraba a Artemisa a lomos de un caballo blanco rodeada de multitud de animales. Hay que darse cuenta de los detalles sobre todo de las aves, las cuales están sujetas al resto de figuras con una pequeñísima parte lo que hace parecer que están volando realmente.
A los pies de la falla las sátiras hacia la otra fauna ibérica española compuesta por un montón de personajes que todos conocemos, como por ejemplo:
La caracterización de cada figura es algo que realmente llama la atención. Simplemente geniales estos artistas falleros.
La noche del sábado valenciano la terminamos en un puesto donde dicen vender los buñuelos artesanos mas ricos de Valencia. Justo a la entrada de la Falla de Sueca, una de las mas impresionantes dada la iluminación que la caracteriza.
Los buñuelos hechos a base de calabaza, es algo tan típico en fallas que cada dos pasos ves puestos ambulantes de venta. Tienen un sabor diferente a los churros pero muy ricos igualmente, y mojados en chocolate lo más.
Y al fondo de la calle te topas con esta iluminación:
Según te vas adentrando para ver la falla, la cual está situada al fondo de la calle, un calor va recorriendo tu cuerpo y es el que desprenden las luces. Os pondré un detallito de la falla:

Y cuando parecía que la noche había llegado a su fin, cogimos el cercanías camino a nuestro alojamiento. Ibamos sin cenar puesto que con las prisas de ver tantas fallas no nos había dado tiempo, y pensando en que no íbamos a encontrar nada abierto casi a las doce de la noche, al bajar del tren vemos un bar con las luces encendidas. Se nos ocurre acercarnos y dentro un montón de mesas llenas de grupos de gente cenando. Nos sentamos en la barra, pedimos unos bocadillos y unas raciones de bravas y de pronto el bar empezó a llenarse de gente. Copas, chupitos, cervezas pasaban por nuestras cabezas y nosotros alucinando como si estuviéramos en una película de Almodóvar. Total, que decidimos unirnos a la fiesta y acabamos con 12 chupitos de más y alguna que otra copa. Ya en la calle camino a casa oimos música procedente de una carpa de la falla de Sant Vicent. Normalmente si no perteneces a la falla no te dejan entrar en la carpa, pero aquí era diferente. Nos colamos y una orquesta estaba cantando y animando la noche.
Lo que iba a acabar en un día agotador, terminó a base de Gin-Tonics y bailoteando todas y cada una de las canciones orquestiles. Fue un día estupendo.
Al llegar a la cama, no recuerdo muy bien la hora, solo pensaba en que cuando vas haciendo planes, la vida va y te los cambia. No puedes predecir qué va a suceder, pero nuestras primeras 48 horas falleras no pudieron empezar mejor a pesar de las trabas del camino.